Aprovechando los días de confinamiento y echando la vista atrás a aquellos días en que podíamos salir a disfrutar de la actividad que más nos gusta, creo que es buen momento para publicar crónicas pendientes. Y como yo tengo 2 pues voy empezando.

El día 12 de octubre, organizamos una salida a las paredes de Viana de Jadraque con un objetivo claro: aprender más sobre la magnífica espeleología.
¿Qué como es eso? Si quieres saber de que se trató sigue leyendo...
Fueron numerosas las veces que mi amigo
Sergio Romero veía las actividades que había realizado el Club Abismo y mucho
más numerosas las preguntas que me hacía al respecto, reflejo de su interés.
Mi amigo siempre ha sido un amante de la
naturaleza y los deportes de riesgo. Mi primer contacto con él fue a través de
unos conocidos socios del club, la familia Quiles, fanáticos desde pequeños de
los motores y la velocidad, como Sergio; hecho que les llevó a compartir
bastantes carreras de cars.
No perdimos el contacto y ya habíamos
comentado un par de veces la idea de introducirle a este mundillo de las
profundidades, pero sin encontrar una fecha que nos cuadrara a ambos debido al
trabajo, estudios o disponibilidad en general. Hasta que un 12 de octubre los
planetas se alinearon y preparamos esta salida al Barrancazo, Viana de
Jadraque. El objetivo era enseñarle las técnicas básicas de progresión vertical
y descenso que empleamos en espeleología; con la vista puesta a que en un
futuro hiciese el curso de iniciación con nosotros; aunque su condición de
militar redujera mucho la posibilidad de hacerlo este año. Él ya se
manejaba algo con las cuerdas y disponía de bastante material, no obstante,
tuvo que completar el equipo alquilando un par de cosas al Club. De igual
manera, días antes tramitamos la licencia con la Federación Castellano Manchega,
pues la seguridad es primordial.
La salida se decidió abrir al club como una oportunidad para pasar un día en las paredes y realizar prácticas de instalaciones para aquellos que quisiesen, aunque enfocado en el principal objetivo que era la iniciación de Sergio.
La salida se decidió abrir al club como una oportunidad para pasar un día en las paredes y realizar prácticas de instalaciones para aquellos que quisiesen, aunque enfocado en el principal objetivo que era la iniciación de Sergio.

Al abrirlo al club, se sumaron varias personas más, entre ellos el presi, Olga Sáez e Irene Quiles. Preparamos el material días antes, llevando un poco de todo para poder practicar distintos anclajes, uso de anti roces, desviadores y demás. El plan era instalar un par de vías de enseñanza, con la misma técnica del curso, una vía de cursillista con relevantes fraccionamientos y paralela una de monitor. Además, instalaríamos la primera parte del pasamanos para acceder a dichas vías y a la primera que termina en volado.
El lugar de quedada fue el club,
cargamos el material y pusimos carretera rumbo Viana de Jadraque a una hora
prudente, pues era domingo y no queríamos entretenernos más de la cuenta. Al
llegar se quedó mi padre Santiago con mi amigo explicándole la utilidad de cada
material, la colocación y en general los primeros pasos a dar en la progresión
alpina. El presidente y yo comenzamos la instalación del pasamanos. En dos
chapas de spit montamos un ocho con un reaseguro en nueve, seguido de varios
anclajes en químico y chapas de parabolt, y de ahí, salían ya las cabeceras de
las diferentes vías que usamos.
Nos organizamos instalando una vía cada uno, yendo en paralelo para ir bajo la supervisión del instalador y haciendo hincapié en el perfeccionamiento de la técnica. Con las cuerdas ya tocando el suelo, iniciaron la primera subida Santiago y el principiante. Mientras, volvimos a subir arriba una vez más Sergio y yo para que me indicara cómo instalar el volado. A su vez, con mucha libertar el resto de participantes de la salida fueron repasando conocimientos, practicando técnicas de nudos, sus diferentes aplicaciones tanto en espeleología como en barrancos, así como, realizando un estupendo reportaje fotográfico para dejar inmortalizado el momento.

La jornada fue avanzando con mi amigo Sergio realizando varias progresiones acompañado de diferentes “monitores” hasta casi conocerse la roca de memoria, cada uno aportando su granito de arena. Cayó la hora de la comida y decidimos tras el parón, finalizar el día con una práctica de espelosocorro donde el presidente nos explicó la técnica paso a paso y posteriormente probamos a realizarlo consiguiendo, no sin esfuerzo, el “rescate” del compañero.
Podemos decir que se trató de un día
cargado de enseñanza, práctica a diferentes niveles, repaso de conocimientos
que nunca viene mal e intercambio de opiniones, experiencias y apreciaciones enriquecedoras.
Sobre todo en muy buena compañía y acompañados de muchas risas. Esto aumenta todavía más mis ganas de recuperar la espeleología.
¡¡Pronto compañeros nos veremos por las cuerdas!!
¡¡Pronto compañeros nos veremos por las cuerdas!!