Cueva Rubicera

28 de Agosto de 2010
Participantes: Luis Moya del grupo Otxola (Navarra), Roberto Barambio del ARA (Cuenca), Peter Smith del GEIS (Cantabria), Luis Jordá, Rebeca Martín, Paco Toquero y Paco Cuesta de Abismo (Guadalajara).
Está salida se la tenía prometida desde hace tiempo a varios de los que visitamos esta cavidad por diferentes razones. A Rebeca del club, por ser una investigadora del Karts, el objetivo era sobre todo ensañarle los llamados por nosotros “los pelos de la Rubicera” que se encuentran en una galería que sale de “la sala de la Teta”. A Peter porque aunque vive en Matienzo, nunca había tenido la ocasión de conocer a nadie que le llevara a esta zona de la cavidad. A Roberto para llevarle por esta red laberíntica hasta el P 31, para que en el futuro pueda con gente de su grupo realizar la travesía hasta el Mortero de Astrana.
La sorpresa más grande vino de mano de Luis Moya, pues sus explicaciones sobre los aspectos de los diferentes espeleotemas que nos íbamos encontrando a lo largo del recorrido, aumentaron nuestro conocimiento del Karts.
Tanto Rebeca como Luis, llegaron a la conclusión que “los pelos” son yesos, que por capilaridad consiguen llegar hasta 20 o 25 centímetros de largo. Son cristales incoloros, transparentes y prismáticos, con intenso brillo vítreo y que posiblemente están en una zona de  alteración de sulfuros.
Más adelante, en la misma galería volvimos a ver más “pelos” en varios lugares, algunos de ellos un poco más gruesos y con forma de pequeñas flechas.
Empezamos la actividad a las diez de la mañana con un tiempo estupendo, hicimos el recorrido habitual, bajando los dos resaltes exteriores. El paso de comunicación, ya dentro de Rubicera, se ha limpiado de piedras haciéndolo este más cómodo. La cuerda del P 31 tiene la camisa rota, así que los que hagan la travesía tendrán que cambiarla o bajar el pozo en doble.
A la vuelta, nos despistamos en un paso y de frente, nos encontramos con un resalte llamado “Balcón” que ya habíamos pasado antes (un pequeño despiste en esta gran red kárstica). Para las siete de la tarde ya estábamos de vuelta en los coches.
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Fotos de: Luis Moya y Roberto Barambio

Paco Cuesta.

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