Fecha: 08-ABRIL-2017
Participantes: Sergio, Rafa, Esthela, Toño y Marta.
Exactamente se trataba de una mina abandonada de galena, en la zona de Sangrices. De entre todas las simas, decidimos hacer la más visitada, conocida como TXOMIN IV, que se hacía por primera vez en el Club Abismo a excepción de un grupo que ya se había aproximado a la mina sin llegar a descender.
Así pues, se trataba de una sima de gran profundidad cuyo interior guardaba una sala de increíble belleza conocida como la sala blanca.
Llegamos al albergue el viernes
por la noche y dejando todo preparado para el día siguiente fijamos la hora de
salida, con idea de estar entrando a la mina sobre las 10-11 h. Por el camino
hacia Bizkaia fueron contándome la maravilla en la que nos íbamos a adentrar. Rafa con sus apuntes bien organizados me resumía la topografía y todos
aportaban detalles demostrando que se habían mirado la lección previamente.
Con el coche de Sergio llegamos
casi a la boca. Pocos minutos después nos encontrábamos a un grupo de Barcelona que
tuvo que cambiar de planes y que por poco nos hacen cambiar los nuestros. Por
suerte habíamos madrugado un poco más y llegamos antes, a pesar de haber estado
dando vueltas por la zona hasta que encontramos el lugar exacto.
Nos cargamos con los hierros,
sacas y demás material y comenzamos la aventura. Accedimos al soplao en busca
de la Txomin IV. Por el camino fuimos encontrando huellas de lo que había sido
la mina en su día, antiguos raíles, tablones de madera y más; que llamaron mucho mi atención. Tuvimos algunas
dificultades con la topografía, no nos cuadraba con lo que íbamos viendo, pero
eso no impidió que nuestro instinto nos llevara hasta nuestro destino.
Tras adentrarnos por unos bloques
comenzamos la bajada. Un tramo con pequeños descensos combinados con un largo
pasamanos perfectamente puesto por nuestros instaladores. Bajo nuestros pies
teníamos nada más y nada menos que un pozo de 253 m, que íbamos dejando atrás a
medida que avanzábamos. Esta zona contaba con grandes coladas y banderas de
impactante color blanco perla.
Tras un pozo de 20 m, que descendimos a ritmo de Sueño contigo de Camela; llegamos a una
sala donde aprovechamos para comer algo, reponer fuerzas y estudiar qué tocaba
montar a continuación. Tuvimos un rato de espera algo largo ya que comenzaba la
instalación del basto pozo de 110 m. Se trataba de una instalación ya no tanto
complicada sino de mucha impresión, que consiguió asustarnos a más de uno. Los
anclajes no nos aspiraban mucha confianza. Al no verlo del todo claro, a punto
estuvimos de darnos la vuelta; pero nuestros instaladores lograron con éxito
pasar el mal trago y convencernos de que era seguro seguir adelante.
Personalmente la cabecera aérea que
dejaba el grandísimo pozo a tus pies me puso el corazón a mil, los nervios se
palpaban en el aire; pero mis queridos compañeros me dieron energía y confianza
suficiente para que se convirtiera en un fraccionamiento más.
Lo que siguió después fue una serie de
fraccionamientos, todos en volado, pero nada que ver con la cabecera; que hizo
que creáramos una impactante imagen de luces que se sucedían mostrando la
profundidad del magnífico pozo. Éste acababa con un volado de unos 30 metros donde
las paredes mostraban unas formaciones alucinantes.
Una vez abajo, una enorme sala se
abría ante nosotros. Nuestro siguiente objetivo era la famosa sala blanca de la
que tanto me habían hablado durante el viaje. Para acceder a ella tuvimos que
andar entre bloques en sentido contrario al pozo de 235, hasta dar con un pozo
de 18. Una vez descendido, teníamos un paso estrecho que a más de uno le hizo
meter tripa y quitarse el casco. Y tras andar agachándonos un poco más por fin
dimos con la sala.
Pocas palabras pueden describir
lo que teníamos ante nuestros ojos y muchas menos la sensación que me hizo
sentir. Nos alucinaron tanto las formaciones de excéntricas de un impoluto
color blanco, que llegamos a tumbarnos a disfrutar del techo que teníamos encima.
Contaba con tantísimos detalles que no sabíamos a donde mirar. La sala tenía de
todo, formaciones espectaculares, un pequeño lago de agua cristalina que
mostraba un color azul apetecible, coladas, columnas… maravillas. Sergio no
para de obligarnos a hacernos fotos y no tuvimos más remedio que complacerle.
En todo momento procuramos no
manchar nada y andar por zonas ya pisadas para respetar el lugar donde teníamos
el privilegio de encontrarnos. La sala nos cautivó tanto que perdimos una hora
completa sin darnos cuenta. Pero siendo realistas y aunque alguno se hubiera
quedado bastante rato más, consideramos que era hora de irnos para no llegar
excesivamente tarde.
Deshicimos lo andando hasta la
gran sala y comenzamos a ascender el gran pozo. Para mí fue maravilloso usar
por primera vez el Pantin que amablemente me había dejado mi compañero Nacho. A
buen ritmo llegamos arriba donde hicimos una parada bien merecida.
Aunque tardamos un poco en
desinstalar la aparatosa cabecera, la subida no nos llevó mucho más de 2 horas.
Regresamos al inicio de la sima sin contratiempos y ayudándonos unos a otros.
Siguiendo las marcas y cantando la canción de los enanitos de Blancanieves, volvimos a
salir al exterior a eso de las 23:00, sumergidos ya en la oscuridad de la noche.
Finalizamos la aventura con una buena fotografía y fuertes abrazos, símbolo del
agradable ambiente y el buen rollo que se apreciaba en el grupo.
Francamente fue una experiencia digna de recordar. Infinitamente agradecida a todos mis ya no solo compañeros, sino amigos.
Francamente fue una experiencia digna de recordar. Infinitamente agradecida a todos mis ya no solo compañeros, sino amigos.
Marta Gutiérrez Alonso
Muy buena crónica y unas fotos que nos hacen apreciar lo que esconde esa sima.
ResponderEliminarA por la siguiente....
Paco Cuesta
Buenisima la crónica Marta, y las fotos espectaculares, tiene que ser una pasada la sala blanca :)
ResponderEliminarGran finde!!
Martita!! Mucha envidia sana de ti y de los compañeros! Las fotos son alucinantes, me alegro de que lo disfrutarais!
ResponderEliminarCarmen
Muy chula tu crónica, AMIGA Marta;) !!!
ResponderEliminarMuchas gracias chicos! Da gusto ser parte de este club.
ResponderEliminarPreciosas fotos y una buena crónica. Muchas gracias Marta.
ResponderEliminarSe os sigue con mucho cariño, nos vemos.
¡Hombre Isma!tenemos pendiente volver a Rubicera
Eliminarmacho ponte las pilas que estos nuevos abismeros
vienen dando caña.
Besos Macamen
Toño
arrrggrgggsgs
ResponderEliminarque envidia!!! estaba apuntado!!! pero, el deber me llama, y el caos de mi casa requeria de un fin de semana de trabajo intenso
enhorabuena por la actividad