Participantes: Isma, Toño, Rebeca y Dani.
Yo paso de hacer los pasamanos del lago de Mortero - dijo Rebeca convencida horas antes.
Algunos nos acordábamos de su (divertida) caída de la
barca en Coventosa y su principio de hipotermia. Nos preguntábamos hasta que
punto se atrevería con su promesa de cruzar a nado.
(Y llegó el lago)
Bueno qué, ¿vas por el agua?- dije yo desafiante.
Joder, no me atrevo, debe estar fría de cojones - protestó
Rebeca inmersa en la disyuntiva entre
intenciones y sensaciones.
Si nadas al otro lado, yo voy contigo - afirmé en absoluto
convencido de mi atrevimiento pero lo suficiente después de todo lo atravesado
y mojado.
Venga, va, pero joder que fría - Rebeca se autoconvencía
dudando de si esto iba en serio.
Y sin saber hasta dónde llegaría el fondo y cuán larga sería la distancia al otro lado nos metimos al agua. Ya quedaba menos y la travesía merecía este último homenaje (o sacrificio).
Tal y como quedó el grupo, era yo el más experto en la
cueva, sendas entradas por ambos lados me avalaban. Pero de esto había pasado
ya un tiempo, sobre todo de la zona de Rubicera, y me surgían dudas más que
razonables de tener algún despiste y complicarnos la vida. Isma, el otro gran experto, también hacía
tiempo que no iba por allí y la zona de Mortero no la
conocía.
Así, llegó el viernes, y casi no me había dado tiempo a leer
y repasar descripciones y topos. Durante el viaje del viernes y hasta la noche, aproveché pequeños momentos
para intentar memorizar de alguna forma el camino y localizar los pasos claves.
Como vería luego, fue una tarea no del todo exitosa, pero si suficiente.
Rebeca y yo subimos el viernes a mediodía con la intención
de comprobar e instalar la salida de Mortero para el día siguiente. Así
llegamos sobre las 18h y nos preparamos para el paseíllo a Mortero, a la
fantástica torca del Mortero de Astrana, a la que uno no se cansará de acceder.
Ya allí, vimos que estaban instaladas en fijo dos de las cuerdas, en muy buenas
condiciones. Esto resultaba Fenomeno, pero yo quería bajar y llegar hasta el
agujero soplador. Me venía bien después de tanto tiempo sin colgarme. Cada uno
bajaríamos y subiríamos por una cuerda y comprobaríamos toda la instalación.
Una rápida inmersión nos valió. Cuando salía de Mortero, desde la sala del
Caos, y veía esa luz verde penumbrosa, esa salida tan hermosa que tiene
Mortero, me preguntaba que sensaciones tendría al día siguiente si conseguíamos
llegar a ese punto.
A las 9am quedamos con Toño (el gran fichaje para esta cueva desconocida para él) e Isma. Habían llegado tarde del viaje y no era cuestión de madrugar en exceso.
Ya pertrechados y con 2 cuerdas de 30
y 50 m, más un cordino por si había que recuperar cuerda, nos fuimos en
busca de Rubicera. Llegados los resaltes de la entrada, valoramos que las
condiciones, al menos en el primer resalte, eran buenas para un destrepe, y por
tanto sin necesidad de instalar. El segundo resalte es un poco más delicado
pero con suficiente destreza se realizó sin problema. A todos nos quedaba la duda de si teníamos
que volver y lloviera, qué tal estaría para treparla. En cualquier caso, riesgo
asumible y ahorro de tiempo.
Sobre las 11.30 estábamos en la boca (en la buena, no en la
que me paré yo). Algunos optamos por quitarnos todo el equipo y otros
parcialmente. No lo necesitaríamos hasta el pozo del Chocolate y para eso
quedaba un rato.
Un 75% del grupo en la boca |
El papel de guía me tocaba a mí. Topo en mano y brújula en
cuello, entré liderando el grupo con el mantra en la cabeza de “mantente
siempre a la izquierda, no escuches la llamada del camino del centro…”. Al principio todo iba cuadrando según la
descripción pero en un momento tiré hacia el centro al ver unos hitos
clarísimos, seguro que todos los caminos llevan a Roma (Paso de la Licuadora).
Y seguí andando hasta que llegamos a un punto, donde al bajar una hondonada, no
queda claro el camino. Ah, ahí están los hitos!!. Eh, chicos, venid por aquí afirmé
entusiasmado. Y empezamos andar otra vez para arriba. Buscaba el famoso Bosque,
características estalactitas. Isma era el complemento ideal, utilizaba otra
buena herramienta, la memoria fotográfica. Y fue él el que se dio cuenta de que
estábamos volviendo, estábamos dando la vuelta a la sala de Rubicera!!. ¿cómo
era posible? Pero si está parte es de las fáciles!. Escudriñé topo y brújula
buscando la explicación. Daba igual, Isma lo tenía claro, es por allí, a ahí se ve el Bosque. Habíamos llegado al paso
de la licuadora. Sin más dilación nos metimos decididos y pasándonos las sacas
superamos este hito en el camino sin mucha dificultad a base de varios
retorcimientos.
Ya nos encontrábamos en el 2º nivel y la cosa se ponía más
interesante. Todos mis esfuerzos de orientación empezaban realmente aquí, donde
bi- y trifurcaciones nos jalonarían cada dos por tres. A partir de aquí había
otro mantra que seguir, Isma se lo aprendió de las otras veces “siempre a la
derecha”. En efecto, lo había comprobado en las topos, y en la mayor parte de
los cruces, el camino sería el de la
derecha según el sentido que llevábamos.
A ver a ver... ¿dónde estamos? |
En todo caso, nada más salir de la licuadora Isma no lo dudó
un instante y sabía que había que girar en primer lugar a la izquierda. A
partir de aquí, tomaríamos todas las opciones a la derecha para llegar a la
sala del Balcón. Los hitos más claros (montón de piedras, flechas pintadas, catadióptricos,
etc.) pertenecen al camino de la travesía, pero podemos encontrar otros en
bifurcaciones en caminos que llevan a otra parte o bien que llevan al mismo
lado por otra galería, por lo que no se debe fiar uno. Lo mismo sucede con lo
pisado de la traza.
A buen ritmo y sin
muchas dudas, avanzábamos hacia las diferentes salas (sala Deslizante y sala de
la Biere). La cueva nos daba pequeñas zonas con elementos estéticos destacables
como la conocida por nosotros de la sala de las muelas o colmillos.
La teta! |
La perla, hasta que no la encontramos no nos fuimos. |
Bonitas formaciones en la Sala de la Teta |
Después de un breve repaso a las topos, seguimos.
Atravesamos la galería del Tambor, con su característico suelo hueco que hace
temer su rotura en algunos pasos y pronto nos plantamos en la Galería del Andén
y la Sala Decrépita. Y de ahí por el bien marcado paso a la gatera que lleva a
la empinada galería del Pozo del Chocolate (P31).
Descendimos el pozo sin mayor problema y decidimos hacer el
gran almuerzo aquí (Isma estaba a punto de desfallecer por inanición) antes de continuar ya por la
zona más desconocida, la conexión con el río Leolorna y siguientes. Aquí otra vez me encontraba inquieto. La otra
vez me medio perdí a la vuelta (siempre más complicada) de esta zona al pasarme
el desvío. Fue una situación algo agobiante.
La salida del Pozo del Chocolate continúa por las galerías
de la Plancha y del Chocolate, en una zona en la que andaremos un rato a gatas
por un suelo plano y mojado en una estrecha galería. Llegados a la zona de la
galería de las Muelas pusimos la correspondiente nota en el libro de visitas
que se alberga en una fiambrera y que puede servir en caso de rescate. Aquí
tuvimos polémica sobre el mejor camino. Una cuerda evitaba un resalte de 4-5
metros hacia la izquierda. Era lo obvio, pero la descripción que llevaba en mis
manos y la topo parecía indicar que teníamos que tomar el camino de la derecha
(aquel por el que me extravíe la otra vez). Isma tiró para la cuerda
convencido, pero yo hice una mini exploración hacia el otro lado, lo que yo
creía que correspondía más con la galería de las Muelas. Ante la posición nada
dialogante del resto de compañeros, decidí darme la vuelta y no comprobar que
en efecto por ahí también se puede conectar.
Así que tiramos por la cuerda y varios destrepes después
encontramos el agua del río Rubicera. Hasta aquí habíamos llegado la otra vez.
Empezaba lo realmente desconocido. El tramo que venía a
través del río no debía de tener dificultad de orientación, como así fue, hasta
la conexión con la Vía Real.
Empezamos a adentrarnos en los terrenos inundados y
desconocidos del río Rubicera. Como dice la descripción que teníamos, se trata
de un amplio meandro en formación vadosa acotada con planchas horizontales de
diversas formas, que viran y se retuercen con amplitud. Por el río hasta la
cintura avanzábamos maravillados con esta galería y extrañados de su longitud,
pensando que igual nos habíamos pasado el desvío. Pero no, este tramo fluvial
es largo, realiza numerosos giros. En algunos puntos es posible evitar el agua
aunque da un poco lo mismo a estas alturas. Para esta travesía yo estrené los
escarpines y debo decir que fue todo un acierto.
Toño bebiedo Niphargus y sanguijuelas |
El agua estaba fresquibiri fresquibiri |
Después de un buen rato (1h aprox.)
sobre el lecho del río se toma desvío bien marcado que te sube a un nivel
superior por el que avanzas por encima del río, teniendo que salvar varios
desfondes con saltos decididos. De esta forma alcanzamos la Vía Real, dejando
escapar el río a nuestra derecha por un rato. A continuación alcanzamos el Paso
del Leopardo, inconfundible con sus peculiares golpes de gubia rellenos de
arcilla.
A partir de aquí tuvimos una sucesión de resaltes y pocitos con
cuerdas fijas en aceptable estado y de esta forma volvimos al río en una zona
donde éste ensancha antes de precipitarse en el pozo de la Cascada Blanca.
Habíamos llegado a uno de los lugares que nos causaba más inquietud por lo
comentado y leído.
Leopardo |
Aquí estuvimos un rato dando vueltas para arriba y para
abajo por el resalte del margen izquierdo del río, a ver si localizabamos el
desvío. Toño fue el encargado de encontrar el desvío, cuya situación no
correspondía con los planos al encontrarse más adelante. Tuvimos que trepar
hasta una gatera inmunda que nos puso un poco a prueba el cansancio y la
energía que teníamos.
No fue para tanto pero todos andábamos más pensando en el
famoso Paso de la Araña. Habíamos llegado a la Cascada Blanca, un inmenso pozo,
muy amplio donde el agua se precipita más de 200 m, un auténtico abismo.
Dani pasandolas putas en la gatera pre-araña |
Toño fue en encargado de abrir el pasamanos. Éste más que
complicado y expuesto es molesto, especialmente al principio, ya que tienes que
adoptar unas posiciones horizontales un poco incomodas y donde es fácil
enganchar la equipación con salientes varios. En general, no tuvimos una
sensación de vértigo o algo parecido, la oscuridad y un resalte a unos 20 m
evitaban estar más timoratos.
Y seguimos por otra gatera que nos llevaría a la sala de la
Espera. Estábamos muy cerca de llegar a la conexión. Empezábamos a creer que
teníamos el reto medio hecho. Pero sabíamos que nos quedaba una parte dura y
técnica de pasamanos y pozos y que las fuerzas no estaban ni mucho menos
intactas.
Con un pozo ascendente de 20
m (y con paso de nudo a 2 metros del suelo) empecé este tramo de montaña
rusa. Esta cuerda es la única que vimos que debería ser cambiada, quizás
deberíamos haber sido nosotros pero no estuvimos espabilados. En todo caso, la
instalación de anclajes es buena. Rebeca y yo tomamos delantera e íbamos
adelantando trabajo por los pozos siguientes. La galería se estrechaba. La sala
de la encrucijada no fue complicada de continuar y después de otros resaltes y pozos
descendentes de 10 y 15 metros nos encontramos con el rio Leolorna y la
conexión con Mortero de Astrana.
Fue aquí donde ya esbocé una sonrisa de verdad. Lo que venía
me lo conocía, lo había hecho hace poco y no tenía perdida. Además, sería
divertido (y húmedo). Pronto nos encontramos con el lago del Mortero. Una cuerda
instalada hace unos años debido a un rescate, permite evitar el meterte en el
lago o utlizar barca. Rebeca y yo, decidimos tirarnos al agua y superar los 40
m nadando o lo que hiciera falta. No fue fácil la decisión. El caso es que esta
opción de dividirnos nos permitiría avanzar muy rápido.
Vadeados una decena de metros enseguida el agua sube hasta
la cintura (y bueno, sucede lo que sucede, ese momento que te quedas un poco
sin aliento y te cagas en lo que haga falta). Pero fue eso un momento. Hasta
que que te resbalas y ya caes entero. A
partir de ahí avanzas sin delicadezas. Era mi primer nado y sin neopreno
excepto en pies. No fue para tanto, pero Rebeca y yo debíamos ir tirando sin
demora para calentar el agua de nuestros cuerpos. Así que sin esperar a Isma y
Toño, nos pusimos a superar los divertidos pasamanos de las marmitas. Echamos
un bocado mientras esperábamos a los compañeros, pero al quedarnos fríos,
después de avisarlos, tiramos para delante, avanzando por las conocidas
galerías del río Leolorna.
Antes del agujero Soplador, el grupo volvía a estar unido.
Ya se no notaba cara de cansancio,
llevabamos unas 8h de actividad. El agujero nos costó un poco, son unas
rampas un poco penosas de subir con una mano en puño y la otra tirando cuerda.
Pero ya estabámos en la Sala del Caos, muy cerquita de gran Torca.
Quise subir cerca de Toño, y así ver su reacción al ver la
salida. Él no había estado antes en esta zona (como en el resto de la
travesía), y estaba seguro que se sorprendería. Y así fue. La luz brumosa allí
estaba, sólo quedaban unos trepes y la luz natural y verdosas nos sobrecogería.
Nos abrazamos, habíamos logrado hacer este nuestro pequeño gran desafío.
Caritas de felicidad con hambre |
Daniel Fernández
Al entrar, siempre a la izquierda, os lo repetí varias veces. Son muchos los que terminan en la entrada de la Rubicera y a dar la vuelta. Otros que intentan salir, se encuentran otra vez con el paso de la comunicación (sino que se lo digan a Nacho).
ResponderEliminarPor lo que he leído, no os dio demasiado miedo (o respeto como dicen otros) el pasamanos del pozo de 90. Yo en ese sitio pase terror.
Bueno, me alegra de que consiguieseis este reto tanto tiempo esperado y sin ayuda de ninguna vieja gloria de Abismo.
Ahora ¿cual será la próxima? ¿queréis que a lo largo del año os enseñe la travesía del Lobo?
Paco Cuesta
Yo fuí como invitado y sin merecerlo, es decir me encontré hecho el trabajo ,las varis salidas
ResponderEliminarpor rubicera y mortero de, Dani, Rebe, Isma ,,Paco, Manu, preperaron el camino.
Me doy cuenta cada vez mas que "club" es un concepto muy amplio, todos damos lo que podemos y recibimos mas de lo que damos .en mi opinión y humildad si somos generosos
y compartimos como Cristina compi de Sergio escribió de Semana Santa en murcia ,al final
llegara la recompensa.
Rejos el fundador siempre nos dice que hay que pasrselo bien y conseguir que nadie se sienta
obligado a nada y disfrutar.Y" vive Dios" que en esta yo disfrute como un crio chico con la nintendo nueva.
Gracias Club Abismo`por traerme hasta aquí
Toño
Sois grandes y unos valientes!!!!! Gracias por acercarnos a los demás estas aventuras!
ResponderEliminarBesos a todos!
Cris (compi de Sergio)
Ay no más, vaya crónica más completa.
ResponderEliminarA ver a ver, mi caída en Coventosa no fue divertida graciosillos, casi palmo de frío. Paco Q, no nos dio miedo porque las cuerdas están nuevas, hay una repisa y el pozo es tan profundo que ni se ve, así que muy bien.
ResponderEliminarToñete guapo!
El duro y exigente pasamanos sobre el lago del mortero, fue instalado hace años por la agrupación espeleologica ramaliega (AER) durante las exploraciones de las zonas de la rubicera próximas al mortero de Astrana y exploraciones en zonas profundas del mortero Astrana, en el fondo del Gran pozo de 170 m.
ResponderEliminarEn esa época se conecto Rubicera-Mortero de Astrana con Garmaciega, formándose lo que hoy es el Sistema del Mortillano con 140 km de galerías y una profundidad de -950.
Animaros a hacer la travesia del Acebo-Mortero de Astrana, es muy muy muy exigente dura y muy complicada de orientación.
Prepararla muy bien.
Saludos Alfredo.
El famoso paso de la licuadora, al fondo de la gran sala de entrada de la Rubicrea, era mucho más estrecho y penoso antes,
ResponderEliminarla agrupación ramaliega (Aer) lo amplio durante las exploraciones que dieron la unión con Garma Ciega.
La salida exigía remontar el paso de la licuadora y resultaban complicado hacerlo con las sacas, siempre se empotraban y era un suplicio.