Domingo 23 Noviembre 2014
Este ha sido en mi opinión un año un tanto peculiar para mí con cosas muy buenas y emocionantes y otras menos buenas y mas decepcionantes, con subidas y bajadas, como en una montaña rusa emocional.
En fin, gente que se fue y gente que ha llegado al club, pero todos con un común denominador, ganas de aprender y de vivir grandes experiencias y todos sin excepción hemos pasado por Tamajón.
Este domingo se han conjurado para hacer espeleo un elemento de cada generación: Paco Cuesta de los veteranos, Toño Herreras de 2011, Jesús ”molareño” 2013, Sergio Estrigana 2014, Irene Razola que casi se puede decir 2015.
La cuestión es hacer algo que nos gusta a todos, regatear por los meandros , gateras , galerías y demás.
LOS TORREJONES
Después de aplicarle el “tercer grado” a Irene llegamos a la conclusión que debíamos iniciarla por lo más elemental y así nos fuimos a dar un vistacillo a la cueva de este nombre.
Llovía sin parar aunque no en exceso y nos vestimos en un quiosco junto a la iglesia de Tamajón.
Camino de la cueva, sorprende la afición de algunos escaladores que ya estaban allí haciendo bloque.
Al llegar a la boca y tras unas breves explicaciones de Paco nos dispusimos a entrar. Ya sabéis, esta cavidad no es muy grande ni tampoco muy complicada pero ya vimos que Irene apunta maneras y que es valiente ya que fue por delante sola hasta la salida. Llenos del polvoriento sedimento de las galerías, salimos al exterior y la lluvia persistía, paseíto al coche y para Tamajón.
Sigue lloviendo pero tenuemente, nos deja trabajar.
Ahora toca colgarse los “cachiperres” y un divertido descenso por la vilipendiada escala que con gran maestría puso para nuestro deleite Jesús, como no, él fue el primero en bajar, tras el baja Sergio y así entre los dos continuar hacia el interior y poner el resto de las cositas necesarias para que progresemos.
Paco puso en antecedentes a Irene, que siguiendo sus directrices sobre cómo usar la infravalorada escala y con cuerda de seguridad que alguien sujetaba desde arriba, bajó con relativa facilidad los 9 metros hasta el suelo de la entrada, 2ªprueba superada con éxito. Bajo tras ella y cerrando el pelotón Paco.
Ya pisando el viscoso, pegajoso, pringoso, engorroso y mojado “barrute”, que nos acompañó todo el tiempo, fuimos todos tras Sergio y Jesús. La idea era ver la sala Enebrales que Sergio, Jesús e Irene no conocían. He de decir que tan solo el detalle de la humedad y el pringoso barro dificultan bastante la adherencia de las botas creando una sensación de inseguridad, comparado con el recuerdo que tengo de mi anterior visita.
Comento esto porque se me fueron las manos varias veces en las gateras siguientes y vi peligrar mi dentadura en alguna de estas y sobre todo haciendo las distintas formas en oposición por los meandros posteriores.
Hay un paso en especial ascendente mega escurridizo y ultra estrecho que resulta verdaderamente divertido si te gusta el tobogán por el cual de nuevo sorprende Irene, que con gran desparpajo supera sin despeinarse.
Debido al tema del barro tuvimos alguna duda a la hora de afrontar el meandro anterior al pozo de 8 metros; la vez anterior nos dejamos caer rozando con las piernas y la espalda entre las paredes, pero hoy están como engrasadas, y bajamos destrepando por un pequeño pozo anterior.
Ya a salvo Jesús nos monta el pasamanos que nos deja superar con seguridad por encima del pozo, un poquito más y ya estamos en la coqueta pero espectacular Sala Enebrales.
Aquí siguiendo una ancestral tradición de los abismeros , montón de fotos para deleitar nuestros recuerdos y un poco de tentempié a la vez que la tertulia de rigor con nuestras mejores efemérides, ya sabéis uno de esos momentos…… Kit-kat.
Ahora el regreso. Es cuando la cueva de repente encoje, si porque lo que tanto esfuerzo y tiempo te costó llegar se reduce a la mitad y cuando te quieres dar cuenta ya has vuelto a la amada escala de la base de la entrada.
Entonces en algunos casos tienes ganas de mas cueva y te quedas preguntándote si detrás de un mísero hueco no más grande que una hoya exprés no habrá una enorme galería o mas preciosas formaciones o gigantescas salas, pero no, ya esta, cogemos la escala y salimos satisfechos al exterior.
Todos a salvo, Irene ya tiene un punto de partida para decidir si esto de la espeleo le gusta o no, porque miedo no tiene, ganas no le faltan y se desenvuelve con naturalidad en un medio que le era totalmente desconocido, Jesús contento de llevarnos hasta el final, Sergio ya desmontando lo que hizo falta, Paco y yo espectadores privilegiados . foto finish y a los coches.
Un buen día.
Toño Herreras
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