Ya he tenido oportunidad de disfrutar y pasarlo mal con el trabajo que voy a desarrollar durante este año. Aunque a priori pueda parecer bucólico para un geólogo tener la oportunidad de trabajar en un país donde la tierra está tan viva, también hay que pasar horas en la oficina, rellenando informes, lo mismo que en cualquier oficina española, pero esto forma parte del trabajo, también es importante.
En este país la tierra está viva: tiembla, las montañas son volcanes en los que las fumarolas arrojan vapor de agua a elevada temperatura, todos los días llueve, arrastrando materiales de las laderas, provocando desprendimientos, deslizamientos, inundaciones... toda esta realidad que a nivel científico puede resultar interesante tiene una doble cara: la vulnerabilidad de este país ante todas estas circunstancias, que como siempre afectan a los que menos tienen.
He recorrido barrios de chabolas, llenos de gente que vive en la miseria, que construyen lo que pueden donde pueden, en las laderas más escarpadas, junto a las quebradas, en todos aquellos lugares que nadie quiere y que ellos ocupan, no sé si por desconocimiento o porque es lo único que pueden hacer.
Y ante esta situación, cuando recorres una ladera que se ha deslizado y empiezas a pensar: cuál es su origen, que tipo de material era, cuanto llovió ese día, o simplemente alucinas con las rocas que ha arrastrado, los arboles, etc., llega un momento en que llegas a la zona en la que se han afectado viviendas e incluso ha habido muertos, entonces te sientes absurdo en tu limitada visión científica. Lo realmente importante es que han muerto personas, que otras han perdido lo poco que tenían y que sigue habiendo muchas otras en una situación de riesgo similar...
Esto no significa que el trabajo no tenga sentido, ni muchísimo menos, más bien todo lo contrario: formamos a los técnicos municipales para que conozcan e integren toda esta problemática en su quehacer diario, algún día esto quedará plasmado en ordenanzas e incluso leyes que salvaran vidas, mostraremos a la población la problemática con la que viven para que tengan capacidad de exigir a políticos y constructores medidas adecuadas para que puedan conservar sus vidas.
Quizá sean objetivos demasiado ambiciosos o incluso utópicos, pero realmente espero y confío que con nuestro trabajo aquí y el vuestro allá donde estéis, consigamos un mundo mejor.
No quiero cansaros con mis historias, aunque realmente me gusta compartir este momento con todos vosotros y poder trasmitir aunque sólo sea un poco todo lo que estoy viviendo por aquí.


Nos alojaron en un hotel en San Vicente de la Barquera. Para asistir a las conferencias nos trasladaban todos los días en autobús hasta Celtis-Rionansa donde está ubicada la Cueva El Soplao.
Fueron muchas y variadas las ponencias, pero hay que destacar la de Paolo Forti, Director del Instituto Italiano de Espeleología de Boloña, que a pesar de dar su charla en italiano, fue una de las más interesantes, hablándonos de las cristalizaciones en las cavernas. Otra de las charlas más destacadas bajo mi criterio fue la de José María Calaforra, Profesor de la Universidad de Almería y Presidente de SEDECK, que nos habló de la Protección ambiental de las cavernas. Roberto Ontañón, Jefe del Servicio de Arqueología, nos habló sobre el arte rupestre y arqueología Kárstica en España. En esto tengo que decir que no es habitual encontrarte con ponencias de arqueología en los congresos de Espeleología. Hubo muchos mas temas como: la importancia del turismo subterráneo (Juan José Durán, Director Adjunto de Hidrología y Aguas Subterráneas); Cristalización en la Cueva del Soplao (Paco Fernández y María del Carmen Vall, Comité Científico de la Cueva del Soplao); patrimonio paleontológico de las cavernas en peligro (Trinidad de Torres, Catedrático de la Escuela de Minas de Madrid); Kars y medio ambiente (Juan Carlos Baquero, Profesor de la Escuela de Ingenieros y Minas de Madrid); recurso de la geodiversidad y riesgo en el Kars (Antonio Cendrero, Catedrático de la Universidad de Cantabria); Karst y minería (Rafael Fernández, Catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros y Minas y Director de estas jornadas); y por último la espeleología en España en el siglo XXI (Juan Carlos López, Presidente de la Federación Española de Espeleología). El cierre de las jornadas fue a cargo de Francisco López, Consejero de Cultura, Turismo y Deporte de Cantabria.
También hicimos una excursión, visitando unas galerías a la entrada de la cueva de Coventosa en el valle de Asón donde contemplamos algunos espeleotemas significativos; y el inmenso hoyo cerrado con su complejidad del drenaje del agua del valle de Matienzo, la salida del agua por la surgencia del Comellante que es el punto más bajo del Sistema de la Vega y el rio Epigeo que tras recorrer un kilometro se sumerge en la cueva del Molino.
El último día de estas jornadas visitamos la cueva El Soplao tanto la parte turística como lo que llaman la parte de aventura, donde además de contemplar con detalle la aglomeración de excéntricas, aprendimos de la mano de José María Calaforra la multitud de teorías que hay sobre cómo se producen este tipo de formaciones.





