25-4-2009
Participantes: Diana Ponce, Ana, José Luis Sigüenza, Miguel Sanz, Ángel Sánchez, Jesús y Víctor Foguer.
Sala de las Geodas
El día 25 de abril de 2009 salimos temprano de Guadalajara para, siguiendo la A-2, tomando el desvio de Torremocha del Campo y pasando por los pueblos de La Torresaviñán, La Fuensaviñán, Laranueva, Renales y Abánades, llegar a la bella localidad de Sacecorbo, situada a 1.116 m. sobre el nivel del mar, en pleno páramo. Continuamos alrededor de un kilómetro por la carretera que une este pueblo con Ocentejo y dejando atrás el desvío de Canales del Ducado, alrededor del punto kilométrico cuatro, tomamos un camino a la derecha, que nos conduce a la boca de la cueva, la cual se abre al pie de una formidable encina, protegida por una gran reja de hierro. Estacionamos ahí los vehículos y nos cambiamos de ropa, tarea en la que se nos va un período de tiempo considerable. Una vez colocadas las vestiduras adecuadas para practicar la espeleología, descendemos uno a uno el pozo de entrada, que desemboca en una sala amplia, donde depositamos los materiales que nos habían sido necesarios para efectuar la bajada. Tomamos una galería que nos lleva tras un trecho hasta la sala del Tanque, de considerables dimensiones (70 x 40 x 20 metros).
Sala del Tanque
Recorremos la dicha sala y otras anejas de escaso tamaño, incluida una en la que podemos contemplar una mole de piedra que evoca la figura de un puente, que da nombre a la sala. Nos damos por satisfechos y tras realizar unas fotografías continuamos nuestro recorrido por tortuosos y estrechos pasos, que culminan con el conocido como “Paso del Chumino”, donde algunos de los miembros de la “expedición” deciden abandonar, decisión que rechazan alentados por Jesús, que insiste en que prosigan. Más tarde llegamos a la sala de la Playa, sin nada destacable, y avanzamos por encima de una pequeña corriente de agua haciendo oposición contra las paredes laterales, pasando por la sala de las Geodas y concluyendo el recorrido en el sifón. Volvemos sobre nuestros pasos hasta la ya nombrada sala de las Geodas, donde disfrutamos de un “festín” amenizado por las conversaciones y risas de los comensales. Durante el retorno no sucedió nada relevante. Una vez bajo la sima de entrada nos colocamos los “aparejos” necesarios para subirla, tarea que realizamos en unos minutos. Una vez en el exterior merendamos algo, recogemos y nos desplazamos de nuevo a Sacecorbo. Allí entramos a tomar algo al “Bar López”, donde somos atendidos afectuosamente por el camarero, que nos narra datos sobre la cavidad y nos muestra una foto de un joven en el “Paso del Chumino”, que por lo que dicen se trata de Pedro Duque, el conocido astronauta. Y así nos marchamos, cada uno a su lugar, deseosos de volver pronto. Esta ha sido la primera vez que he ido a una cavidad que poseyera un pozo de entrada en el que hubiera que bajar con cuerda, experiencia que me ha gratificado mucho. Ha sido una buena vivencia que espero repetir puesto que me ha agradado mucho tanto la actividad como el clima que hay entre la gente.
"El Puente"
Víctor Foguer.
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