El 1 de mayo se instalaron varias vías de cuerda en El Barrancazo, para que los más jóvenes del club pudiesen aprender y practicar las técnicas de desarrollo vertical junto a monitores que estuvimos constantemente al lado de ellos.
Los instaladores fueron el viernes para ir montando algunas vías y el pasamanos, durmieron allí.
Sobre las 9 de la mañana iban llegando los primeros, pero no fue hasta las 10 de la mañana cuando Carlos Heras dio las bases de cómo debían de utilizar los aparatos que les habíamos colocado sobre los arneses. A los más peques se les hizo arneses a su medida con cintas. La verdad es que alguno estaba muy gracioso, pues casi abultaba más el arnés junto con el aparataje, que ellos mismos.
Primero se practicaron los fraccionamientos casi a la altura del suelo, para ir subiendo el nivel más adelante. El pasamanos es la parte que más disfrutaron.
En el club, acostumbrados a hacer cursos de iniciación a la espeleología, pudimos comprobar que los chavales son una esponja a la hora de aprender, solo bastaban unas pocas palabras de cómo se realizan los fraccionamientos, para que a continuación se pusieran a subir y a fraccionar como si lo hubiesen hecho toda la vida. Ojala cuando impartimos cursos a los mayores aprendiesen tan rápidamente.
El miedo a las alturas lo superaron todos rápidamente en cuanto les hacías una demostración de las resistencias de los materiales que estaban utilizando, sin hacer más preguntas.
El día fue un poco lluvioso y a algunos nos toco mojarnos de lo lindo al pillarnos en las zonas más altas de las vías, pero en general nos dejó practicar casi todo el día. Sobre las cinco de la tarde empezamos a desmontar todo el tinglado, que lo realizamos en menos de una hora.
El total de participantes entre padres, monitores y chavales fue de 23.
Gracias a la soltura que han adquirido en pocas horas, este verano les llevaremos a Cantabria, concretamente a la Sala de los Fantasmas de Coventosa y para que practiquen en los pasamanos y vean una de las cuevas más bonitas en formaciones, visitaremos también a Cuevamur.
Paco Cuesta
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