La Sima Fliper (-54), en Tamajón, una experiencia "inolbarrable"



Después de la resaca navideña ya estábamos varios con el gusanillo de empezar de nuevo a hacer algunas cosillas y aprovechando que aún quedaba una semana para visitar “El Sumidero” se propuso salir al menos a nuestra zona de exploración en Tamajón, que como sabéis entre desobstrucciones, topos inacabadas, gateras inmundas, etc. aún nos queda que hacer bastante este año.
Manuel alcanzando la cabecera del P15
Al final la convocatoria tuvo bastante éxito y el día 7 de enero nos reunimos cuatro: Javi, Toño, Ismael y Manuel.
Visto que éramos cuatro podíamos haber hecho un poco de prospección, pero a todos nos pareció mejor visitar la sima Fliper, ya que entre que llevábamos todas las navidades sin hacer nada la mayoría y alguno bastante más tiempo, sería una buena ocasión para desoxidarnos un poco, además de conocer de primera mano lo que es una cavidad caracterizada por la mala calidad de la roca (obligado utilizar anclajes marca “Búscatelavida®”) y de la que no sales precisamente limpio.
Organizado el grupo quedamos Javi, Manuel e Ismael a las 8:00 en el Club para recoger el material, acordando con Toño vernos en Humanes a las 8:30.
Salimos, y ya en Humanes (sentimos el retraso, Toño) desayunamos y nos ponemos en marcha hacia Tamajón, dejando el coche cerca de la Sima de la Raya. Allí preparamos el equipo y nos vestimos, no faltan los comentarios de: “esto antes me quedaba mas grande”, “el arnés ha encogido” o “esto no me cabe”, etc. (ya sabemos lo que tiene la navidad... je je je).
Con todo preparado partimos hacia nuestro objetivo, la sima Fliper, por el camino pasamos por otras bocas de cavidades que Javi (que se las sabe todas de memoria el tío) nos va nombrando.

Entrada
Una vez en la boca de la sima comenzamos a ponernos los hierros y a estudiar la manera de comenzar la instalación. Ya Javier nos avisa que la roca de la sima es de muy mala calidad y que posiblemente encontremos varios roces difícilmente salvables, pues no hay forma de fraccionar.
La primera cuerda la montamos en un spit de una roca junto a la boca, reasegurando en otra un poco más arriba. El roce del borde resulta insalvable. Se nos ocurre hacer un desviador desde un árbol que hay justo en frente. Aunque esto no salva el primer roce (recurrimos a un antirroce) hace que la cuerda caiga justo en vertical por la entrada con lo que algún otro roce nos ahorramos.

Javi baja y comienza a instalar una cabecera para el primer pozo (P15). Una vez instalada cuando baja nos grita: “AAAG, QUE LA CUERDA SE HA ACABADO!!!”. No queda suficiente para salvar el pozo. (No nos fijamos que si cuentas desde la superficie es -21). Después de bromear un poco con que nos estaba engañando, la única opción fue un nudo a mitad del tramo (je, je, je, empieza la cosa bien). Mientras Javi hace el nudo y va bajando, los tres restantes repasamos como se pasa el nudo (uff).
Javier da el libre y a continuación bajan Manuel, Ismael y Toño. Cabe decir que el nudo se paso sin problemas ya que estaba en un sitio bastante bueno que permitía una cómoda oposición.

Sala Eled
A continuación bajamos una serie de rampas que nos llevan hasta el P9, más bien un resalte que se abre en la sala Eled. Como ya sabíamos este pozo tiene un gran problema y es que hay que asegurar la cuerda en un bloque que, aunque de dimensiones considerables, está suelto. La mala calidad de la roca impide que podamos realizar la instalación de otra forma, así que reaseguramos la cuerda en un puente de roca anterior por si acaso. Como parece que la cosa aguanta comenzamos a bajar hacia la sala Eled sin mayores problemas, excepto algunas piedras sueltas con las que hay que tener cuidado.
Toño en la base del P9 (Sala Eled)

Una vez abajo exploramos un poco la sala, echando una ojeada a la cercana sala Pululante, y a continuación nos empezamos a plantear el seguir descendiendo, para lo cual hay que atravesar el siempre temible Paso Mercedes (OLE la tal Mercedes, qué valor para forzar el paso que la hace famosa).
En la Sala Eled, aún limpios

Paso Mercedes y la sala Antonio
Manuel atravesando
el Paso Mercedes
Nos damos cuenta que el paso Mercedes, sobre todo la entrada, es realmente estrecho e incómodo. Después de probar varias posturas concluimos (no hace falta mucho esfuerzo para alcanzar la conclusión...) que es imposible pasar con aparatos. Con la maza pulimos un poco la entrada, quitando algo del barro comprimido del borde y ganando así algún centímetro. Lo que encontramos después de esta entrada es lo que da a esta sima la fama de sucia, pues da paso a una angosta gatera por la que hay que progresar (los pies delante) por un suelo que es barro medio líquido (corre un hilillo de agua) en el que todos acabamos rebozados hasta las pestañas.

Entramos pues en el siguiente orden: Ismael, Javi, Toño y Manuel, y todos llegamos al punto de reunión (un balcón sobre la Sala Antonio) de color “marrón chocolate”). Desde allí nos queda un último pozo (P6) para llegar al fondo de la sima, en la sala Antonio, donde se alcanza la cota de -54 m.
Como habíamos entrado sin aparatos, quedamos en compartir el mismo arnés para asegurarnos en el descenso, que sería a escala. El arnés disponible era el de toño, que acabó “muy limpio”, y no nos cobró alquiler ni nada.
Ismael sufriendo el Paso
La mala calidad de la roca nuevamente hace que tengamos problemas en la instalación, resultando obligado el uso de la escala. Minicursillo de uso de escala para Manuel, Toño e Ismael, que nunca la habían usado, impartido en un “aula” de élite: inmunda gatera llena de barro. Toda una experiencia docente para Javi.
Una vez instalada anclando a unos puentes de roca, fuimos bajando, Ismael, Toño, Manuel y Javi, algunos con bastante dificultad por la inexperiencia y porque el paso además era un poco puñetero, pues se abre en cornisa al vacío, sin tocar pared.
Estuvimos unos minutos en la cota más baja y emprendimos la salida. De nuevo la escala costó bastante trabajo, sobre todo porque a Manuel e Ismael se les quedó el arnés en los pies justo arriba del pozo ya que lo habíamos tenido que tunear un poco, y también Javi que se encontró la escala tan embarrada que no había forma de agarrarla en la cornisa, el paso más dificultoso. Pero finalmente todos lo logramos.

Regreso
Ya arriba del P6, de nuevo gatera barrosa y salida por el paso Mercedes, que resultó más fácil en la vuelta, aunque Toño, como sabemos, se mosquea con las estrecheces. Finalmente salió sin demasiados problemas.
... y Toño al salir.
Iniciamos la subida del resto de los pozos sin ningún problema (excepto porque a Manuel no encontraba el puño, que se le había caído unos metros atrás). Van saliendo Toño e Ismael, a continuación Javier y finalmente Manuel que se anima a desinstalar.

En poco rato estamos ya todos fuera con nuestros monos todos del mismo color (marrón). Concluimos todos que había sido muy divertido y una buena experiencia entrar en esta sima, que aunque no es muy profunda, ya presentó desde el principio algún problema que pudimos resolver adecuadamente, además del omnipresente barro, que nos quitamos un poco en el bar junto con la cervecita correspondiente.


Todos en el exterior (Toño, el más cuco, ya cambiado de ropa).

** Nota: Lamentamos no presentar fotografías del sector tras el Paso Mercedes, ha sido por el cobardica de Javi con su tontería de "ahí no meto la cámara ni loco".

Manuel Fernández y demás.

Comentarios

  1. Jeje, acabamos sucios pero contentos! Que repitamos estas experiencias en el 2012!

    ResponderEliminar
  2. Hola,
    Estoy muy emocionado con vuestro relato de esta salida. Sobre todo con vuestra descripción del paso Mercedes. Yo estuve la primera vez que se paso y la primera vez que se exploro esta sima.
    Soy Miguel Ángel el marido de Mercedes y nos habéis sacado unas lagrimitas recordando esos tiempos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Miguel Angel, no sé si llegamos a conocernos, pues con quién más estuve en contacto fue con Julio Barea. Con Mercedes no coincidí nunca, pero sí la conozco de oidas porque con algunos de Abismo se encontró en alguna de las salidas, quizá en la torca de Bermallán.
      Ya ves, tras casi una década de casi inactividad he vuelto a la carga con la zona de Tamajón, que esperamos ahora acabar. La visita a la Fliper ha sido por que la conozcan los nuevos y por ver cómo estaba la instalación, que quería meter una ficha técnica en los informes de zona.
      Me alegro que la crónica os traiga gratos recuerdos. Un fuerte abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario