Triatlón de Montaña en Benasque
Después del experimento de mi primer triatlón (SERTRI,
octubre ’12) estaba con la mosca detrás de la oreja de hacer de hacer un
triatlón de montaña que tuviera una parte de esquí de travesía. Inicialmente,
lo único que encontré fueron triatlones con esquí nórdico, especialidad de la
que no tengo ni idea, aunque me lo llegué a pensar. Así fue hasta que
me llegó la noticia del TRI-NEU
de Benasque, que se celebraría en una fecha muy especial. Esto fue por
marzo, por lo que teniendo en cuenta lesiones recientes, me hizo pensar que
igual era un poco locura siquiera planteárselo. Con la idea todavía en la
cabeza, empecé a entrenar específicamente. A una semana vista me apuntaría si
llegaba a tiempo de estar en un estado aceptable. Parece que así fue.
EL día anterior, los organizadores (Club Peña Guara)
entregaban dorsales y buenos obsequios (butifarra inluida), y organizaban la
reunión técnica para explicar a los participantes la prueba. Allí pude observar
que los presentes tenían pinta de máquinas de este tipo de pruebas.
Como es habitual, la noche transcurrió de forma inquieta
pensando en los detalles de la prueba (¿tengo todo el material listo? ¿Cuál es
la mejor estrategia? ¿Como mucho o poco en el desayuno? ¿Qué ropa me pongo?,
etc.). A las 6.30 sonó el despertador y nos dispusimos a comer con tiempo
suficiente. Sobre las 9.00 estábamos en la salida listos para entregar el
material a la organización y empezar a calentar un poco en la fría mañana benasquesa.
Tramo BTT (13 km , 450 m desnivel positivo)
La prueba empezaba con el recorrido en BTT. Aquí mi
inquietud principal era el descenso, ya que no había practicado mucho las destrezas
traileras durante los últimos meses. Era muy cauto al respecto, no quería que
la prueba terminase demasiado pronto para mí. Respecto al resto del recorrido
me mostraba confiado, incluso pensando en una buena posición para compensar las
carencias en la carrera de montaña.
Situados en la línea de salida unos 100 participantes entre
unas y otras categorías, la emoción me sobrevino de repente. Los nervios me
inundaron ante el reto y la paliza que venía a continuación, así como el
esfuerzo para llegar a estar allí. Sin más tiempo para estas reflexiones, se
dio la salida, y como era de prever, todo el mundo salió enchufado. Yo que me
había situado en posiciones retrasadas de salida, no quise agobiarme con ello,
mi pelea sería otra, aparte de pensar que mi oportunidad vendría durante la
dura subida.
Atravesados los primeros 2 km por carreteras vecinales
y pistas a gran velocidad, se llegaba enseguida a unos de los tramos trampa del
recorrido, ya en el pueblo de Eriste. Antes de afrontar la pista de subida,
había que recorrer un pequeño sendero muy técnico donde se vaticinaba la subida
a pie de casi todos. Mi sorpresa fue que los participantes se bajaban de sus
“burras” antes de los tramos más obligados. Por mi parte, intenté avanzar más
metros montado, pero fue imposible por el atasco que se formó en este tramo.
Los adelantamientos aquí resultaron imposibles y hubo que conformarse con subir
en procesión hasta la pista. Con el tiempo consiguiente ya perdido, montamos a
la bici para afrontar la subida. Rampas del 8-10 % a través de una pista en
zetas para superar unos 450 m
de desnivel. Aquí, al contrario de lo que esperaba, no me encontraba lo fresco
que presumía, por lo que no pude recuperar más que alguna posiciones.
Foto Peña Guara
Sin darme casi cuenta, superamos el tramo de subida para así
afrontar la temida bajada. Al principio se trataba de una pista con piedras
sueltas que luego enlazaría con un sendero más técnico con algunos escalones
rocosos. A medida que bajaba me encontraba más confiado con el descenso y con
la capacidad de mi bici, por lo que fue una autentica gozada. Aún así hubo una
media caída al final de descenso al atravesar una acequilla pero sin ninguna
consecuencia.
Una vez abajo en el valle, volvíamos por el recorrido de ida
a toda velocidad, intentando recuperar alguna posición , lo cual resultó
prácticamente imposible. En ese momento, como en el resto de la prueba, no
tenía mucha idea de mi posición en la prueba, aunque esto era una cuestión
menor.
Tramo CARRERA DE
MONTAÑA (5 km ,
500 m de
desnivel positivo)
Llegados a la transición, cambiamos de zapatillas, cogimos
bastones y nos pusimos cantimplora al ristre. La salida fue confusa, no me
acordaba por donde se iba y tuve que preguntar a la organización. Luego tuve
que volver porque me llevaba el casco puesto. Después de estos segundos
perdidos, afrontábamos la parte más floja de mi preparación, o eso pensaba yo.
Los primeros cientos de metros sirvieron para acostumbrar las piernas y tomar
alimento. Aquí fuimos adelantados pero también adelantamos.
Ya en el pueblo de Anciles, empezaba el sendero empinado que
nos subiría a Cerler. La idea era sólo andar rápido, pero al verme fuerte, hice
más de un tramo trotando. Una chica me sirvió de liebre y cuando ella corría
yo lo intentaba. Con ello conseguimos adelantar varias posiciones. Con el
corazón a tope, todavía tenía tiempo de disfrutar del paisaje boscoso, los
cursos de agua y los abedules que nos jalonaban. El camino tenía resaltes
rocosos como zonas encharcadas inevitables, lo que provocaba algún que otro
resbalón. Descartada la idea de reservar en la carrera de montaña, seguimos a
tope hasta la transición al esquí.
Foto Peña Guara
Tramo ESQUÍ DE MONTAÑA (7
km , 750
m de desnivel positivo)
Sin más dilación, llegamos a la transición al esquí de
montaña. A estas alturas el fantasma del fuera de control parecía haberse
evadido, pero todavía quedaba mucha prueba, por lo que era cauteloso en mis
pasos. La prueba del esquí sería muy larga y es aquí donde se pondrían a prueba
mis fuerzas.
Foto Peña Guara
En esta transición lo más complicado fue abrir la bolsa del
material (maldito nudo) y colocarse el ARVA (me lo puse casi por primera vez).
Resueltos los problemillas con el material enfilamos con los esquíes los 750 m de desnivel. A estas
alturas me veía fuerte, por lo que tiré con todo en busca de recuperar
posiciones. Inicialmente así fue, pero cuando empezaron las rampas duras no
sólo no recuperaramos posiciones sino que empezamos a ser adelantados.
El cansancio empezó a aparecer, las piernas empezaban a estas cansadas y
doloridas. La técnica resultó también determinante, algunos participantes me
adelantaban con suma facilidad.
Fue a mitad del tramo cuando las posiciones empezaron a
resultar inamovibles. Manteníamos las distancias entre los corredores. Las
rampas ya se nos atragantaban a casi todos, especialmente una de las últimas.
El sol reflejaba fuerte, el calor era intenso, como la deshidratación. Me
quedaba poco agua y poco de glucosa, por lo que tuve que racionarlo mucho hasta
el final.
Cuando aún quedaban unos 200 me desnivel, la prueba empezó a
ponerse dura de verdad. Ya llevábamos casi 3h de prueba. La fatiga era enorme y
el collado del Ampriu no terminaba de aparecer. Incluso aparecieron dolores de
cabeza y sensación extraña en el estomago.
Pero finalmente apareció el collado. Visto este, apretamos a
muerte los últimos metros, era el último esfuerzo. Jadeantes ya en el collado,
quitamos las “focas” para afrontar y disfrutar la bajada hasta la meta. La
nieve estaba perfecta, el esquí resultó muy gozoso, pensando ya en el desafío
casi cumplido. Nos lo tomamos con tranquilidad, ya no había lugar a la prisa.
La meta aparecía allá abajo con toda su parafernalia. Los últimos metros fueron
más directos (había que aparentar velocidad en la meta). Y la emoción no
embargó de nuevo. Habíamos cumplido el
reto en 3h 17’ ,
soberana y bella paliza. De la posición mejor no hablar.
Ha sido una experiencia inolvidable, digna de repetición y
quizás de mejora. Agradecer a todos aquellos que me habéis apoyado,
especialmente a María, Fran y César. Por supuesto también al Club Abismo que ha
entendido que de cuevas no se puede vivir solamente, y al que pude representar en
esta aventura.
Si queréis ver resultados y más fotos, os remito a TRI-NEU de Benasque.
Dani Fernández
Vaya paliza esto de los triatlones. Y que suerte que este año la nieve estuviese presente para las fechas que corren.
ResponderEliminarPacoQ
La virgen peluda......me ha entrado flato con sólo la lectura.Ole tus güevos.
ResponderEliminarMiguel.
P.D:. Ya, hablaremos de lo del esquí de travesía
Ole, Dani. Enhorabuena por la experiencia, tu voluntad y ánimo. Estás hecho un salvaje, qué bien.
ResponderEliminarPor cierto, a todos, que recordemos que aunque Abismo es un grupo de espeleo (mayoritariamente), todos hacemos alguna cosilla más (por ejemplo, yo tiro piedras al río de vez en cuando y cuento saltos de rana... tengo un récord en 11 saltos...), y el blog está abierto a vuestras experiencias.
Lo dicho, aunque me da alergia la nieve en la montaña (eso tan frío y resbaladizo... prefiero el barro), viendo crónicas como la de Dani, o las de las travesías en esquí de meses pasados, como que me entran ganas de aprender a estar sobre las tablas esas...
Javier