Sábado 18 de julio de 2015
Tras una intensa semana de
vacaciones montañeras y playeras me esperaba el colofón de mi curso de
iniciación a la espeleología, que tanto recomiendo a todo aquel que se sienta
atraído por esta maravillosa aventura de conocer el mundo subterráneo.
La noche anterior había
transcurrido tranquila, sentados en torno a unas buenas raciones de rabas y
patatas amenizadas por la jovial charla de reencuentro con todos los compis de
Abismo que desde diversos puntos de España, y a lo largo de toda la tarde,
habían llegado al restaurante, hotel y albergue Coventosa donde nos alojábamos, en pleno corazón del valle de Asón.
Decidimos levantarnos con tiempo
para desayunar a eso de las 9, con la clara intención de prepararlo todo y
estar saliendo hacia destino en torno a las 10. Durante el desayuno, el Señor
Cuesta, coordinador del curso, dividió a cursillistas y expertos en dos grupos
para dirigirnos a diferentes cavidades: Coventosa
y Vallina. Mi compañero de curso,
Javi, y yo, fuimos asignados a esta última e íbamos a contar con la inestimable
ayuda de Paco Cuesta, Arturo, Mari Carmen, Jesús y Sergio. ¿El objetivo? – En
realidad, dos:
- Realizar la travesía Vallina-Nospotentra. Este segundo nombre estuvo llamando mi atención todo el tiempo por su sonoridad y falta de significado. Posteriormente deduje que debe ser la adaptación española de la versión inglesa Lost Post Entrance.
- Encontrar la famosa sala Pin, cuyo nombre me resultaba igualmente gracioso, aunque no pude adivinar su significado y que prometía más de lo que podía demostrar.
Nos empaquetamos en dos coches
solamente pues el apartadero en la curva de la pista de acceso a la cavidad es
bastante pequeño. Una vez disfrazados de espeleólogos y sufriendo el calor y la
humedad del verano cántabro comenzamos la marcha pendiente arriba en busca de
la alcantarilla que, según los veteranos, marcaba el desvío para acceder a la
boca de Vallina.
Camino de la entrada |
Disfrazá |
La famosa alcantarilla no
apareció, pero el buen olfato de algunos y un pequeño montón de piedras sospechosamente
colocadas en la margen de la pista nos pusieron en el buen camino y finalmente
encontramos la boca. Tras hacernos la foto de rigor a la entrada de la cueva
nos adentramos en una sala no muy grande que daba acceso, al final a una gatera.
La foto del antes |
Jesús iba en cabeza para instalar
y Sergio, de aprendiz y ayudante. Ambos iban armados de varios folios
imprimidos a todo color, dispuestos a descifrar la enmarañada topografía de
Vallina y de conducirnos, pese a la escasa confianza de Paco, a la sala Pin.
Mari Carmen, nombrada miembro del equipo de fotografía iba detrás de ellos para
capturar todos los momentos de interés relacionados con la instalación, así
como las interesantes formaciones geológicas que veríamos en nuestro recorrido.
A continuación, una servidora, seguida de Javi y Arturo y, cerrando la
expedición, Paco, fotógrafo oficial y guía auxiliar en caso de pérdida o
despiste del pelotón.
A la entrada de la gatera esperaban unos bidones que alguien dejó allí una vez para achicar el agua en caso de necesidad, pues la gatera, según me contaron, habitualmente se inunda. Sin embargo, al revisar otras crónicas anteriores, he podido comprobar que la gatera lleva varios años encontrándose seca durante las visitas de verano – quizás solo se inunda en invierno o tras fuertes lluvias. Ese mismo fue nuestro caso, así que, ahorrándonos el trabajo y el remojón, nos adentramos en la gatera para acceder a un pasamanos ya instalado que conducía, por una ventana, al primer pozo de 10 metros.
Esperando en el pasamanos del primer pozo |
Entrando en la gatera |
Como estábamos realizando una
travesía, Jesús instaló esta cuerda “en doble”, para luego poderla recuperar.
Javi y yo seguíamos atentamente las explicaciones de esta lección no aprendida
en el curso: “no cojáis el cabo que no es… uno corre para abajo y otro no… tenéis
que coger el que no corre que si no, os caéis pozo abajo…”. Algo bien simple,
pero de lo que yo, al menos, me aseguré unas cuantas veces antes de bajar.
Al fondo, la cuerda instalada "en doble" |
Grietas en el suelo |
Unas fotillos |
El pozo acaba en una suave rampa que da acceso a la galería Vallina. Allí es llamativo el suelo arcilloso con motivo poligonal, que presenta unas curiosas grietas, producidas por el hinchamiento y contracción alternantes de los materiales al empaparse de agua o desecarse.
Recuperando cuerda |
Aprovechamos para echar algunas
fotos y continuamos por esta galería que gira tomando dirección este. En esta
zona hay que realizar pequeños destrepes y subidas, en algunas ocasiones, pero
no presentan mayor dificultad. Tras un breve camino llegamos al siguiente pozo,
más profundo, y dividido en dos tramos de unos 12 y 18 metros, separados por
una pequeña repisa donde hacer un alto. Nos encontramos que el pozo estaba
instalado en fijo, por lo que nos ahorramos el trabajo y comenzamos a bajar uno
tras otro.
Bajando el segundo pozo |
A continuación, avanzamos por una
nueva galería llamada La Unión, lo
que animó a los más cantarines a versionar algunos temas viejos del grupo
homónimo. La galería termina en una pequeña trepada de unos 3 metros, que da
acceso a un pozo de 13. De nuevo, Jesús instala este pozo, que cuenta con un
desviador algo problemático y con un mosquetón envejecido que no cierra solo y que
convendría cambiar (¿a alguien le sobra uno?).
Pasando el desviador |
La grieta |
Decidimos comer en la pequeña
sala debajo de este pozo. Numerosos pasadizos parten de él, algunos, para
comunicar de nuevo con el mismo sitio. Puedo comprobar en una incursión
solitaria que en algunos de ellos sopla notablemente el viento. Windy Corner es el nombre que aparece en
nuestro mapa… - madre mía, esta gente no da puntada sin hilo. La salida está
muy cerca, me dicen. Sin embargo, a nosotros aún nos aguardaba una prolongada
aventura en busca de la famosa sala Pin.
Con la sangre en el estómago más
que en el cerebro, empezamos a recorrer salas y pasillos con múltiples
opciones. Paco iba repartiendo catadióptricos a diestro y siniestro, a la par
que despotricando de los numerosos hitos de significado dudoso que invaden la
cavidad en esta zona. “¡Cuidado! Nos adentramos en la red del sistema…”
Nuestros guías llevan el mapa, pero Paco no se fía, no le suena nada… El
desacuerdo nos deja a Arturo, Mari Carmen y a mí en medio de una sala, con un
par de amigos por un lado, y otro par, por el otro… Aún perdimos un buen rato
hasta que uno de los equipos se decidió a volver y encontramos al otro. A estas
alturas, Paco ya se había puesto… ¿cómo decirlo? …un poco nerviosillo, así que
decidió tomar el control, y tras una corta andadura dimos con una galería corta
en la que se abría una estrecha grieta en la pared.
Nos adentramos en ella. Algunos tuvieron
incluso que quitarse algunos hierros para poder pasar. Sobre todo cuando “la
parte más ancha de tu cuerpo coincide con la parte más estrecha del paso”, la
cosa está complicada.
Ahora aún sopla más fuerte y más
frío el viento. Me estoy quedando helada mientras nuestros instaladores ponen
una cuerda que nos ayuda a bajar por un estrecho agujero. Después de escuchar
un “¡PUM!” cuando Sergio bajó sin sujetar la cuerda porque no le cabían las
manos a la altura del torso, decidimos poner el descendedor en el cabo largo
para no quedarnos encajados. La verdad es que los más finos lo tuvimos más
fácil… (subir ya sería otro cantar…).
Poco después llegamos a la parte
superior de un meandro. Hay instalada una cuerda para bajar, un pasamanos y
otra cuerda para subir, que casi no es necesaria. Estamos a un paso de la sala Pin, pero el reloj ya marca las 17:30 y
los nervios de Paco se han transformado en algo más que eso… si es que somos
unos lentos…(¡qué majo se pone cuando se enfada!). Así pues, nos da un
ultimátum: 5 minutos para encontrar la sala Pin.
Si no, se larga.
En cualquier caso, no estamos dispuestos a rendirnos – ya que
hemos llegado hasta allí, hay que encontrarla. Al poco, Sergio, Javi, Jesús y
yo llegamos a una gran sala con no más de veinte estalactitas colgando del
techo: la famosa sala Pin… Ahhh, muy
bien, muy vistosa… Un paseo por ella con el frontal a tope y media vuelta.
Emprendimos el camino inverso galopando por la galería pese a los gritos de
Sergio: “¿Estamos locos o qué?”, pero yo no quiero hacer enfadar más a Mr.
Cuesta… Fuimos recogiendo catadióptricos a la carrera y cuando llegamos, el
resto del equipo ya no está, han emprendido la marcha. Los cazamos en seguida,
pero Paco nos prohíbe esperarnos todos: “Id tirando de dos en dos”.
En un
suspiro estamos en la sala-comedor donde habíamos dejado la mayoría de las
sacas y en poco más, en una gatera que sube cuesta arriba y llena de piedras a
un agujero estrecho y vertical que da acceso al exterior. Jesús que va primero
ha puesto una cuerdecilla de apoyo atada a un resalte natural, pero se tiene
que colgar de ella para hacer tensión y que no se salga. Con esta técnica de
fortuna conseguimos salir, uno a uno, al exterior.
Saliendo por Nospotentra |
Ahora sí, ya está Paco relajado, y nos hacemos la foto
final. ¡Qué guapos todos!
La foto del después. |
Con mucho calor seguimos un
senderito que, tras cruzar una valla, nos conduce de nuevo a la pista donde
quedan los coches. Nos cambiamos rápidamente y tiramos para el hotel. Veinte
minutos de ducha y nos juntamos todos en el albergue con una cerveza para ver
la proyección de fotos y vídeos del curso de iniciación que Paco nos ha
preparado. Por supuesto, un día tan chulo no podía tener un final mejor que un
cocido montañés o un chuletón en el restaurante de Marga. Mañana más: ¡Cuevamur, allá vamos!
Irene.
Buen montaje con las fotos y buena crónica.
ResponderEliminarYa sabes, el San Benito le cae a las que hacen crónicas tan bien explicadas.
Otro día os llevo a la Sala Pin, para que la veáis de verdad.
Paco Cuesta
Si llegar llegamos pero solo eso... Buena aventura y buena crónica ; ).
ResponderEliminarDecir que Paco no se enfada solo advierte...
Hay que recordar eso de que "el objetivo en una cueva no es un lugar si no una hora" ...bueno al final cumplimos los dos
El objetivo de una cueva una hora? Perdona que discrepe. El objetivo debería ser salir por medios propios y en buenas condiciones. Además de disfrutar de la actividad
EliminarLo cual no está reñido con haber puesto un horario para que no se preocupe la gente que espera en el exterior. Aunque es de suponer que esa gente va a dar tiempo de margen por los mil imprevistos que puedan surgir.
Si esa hora se convierte en objetivo, ni disfrutaremos de la cueva ni haremos las cosas con la precaución que debemos.
No se debe llevar a gente corriendo por una cueva porque llego tarde.
Dudo que "nospotentra" sea eso que dices en inglés, más bien vendrá del catalán "no es pot entrar", o sea "no se puede entrar". Agur!
ResponderEliminarPues también...
EliminarNospotentra no significa ni una ni la otra. No recuerdo exactamente el significado pero viene del francés. Pues fueron unos franceses los que exploraron
EliminarMuy buena crónica! que bien os lo pasáis.
ResponderEliminarPor cierto, lo del agua de la gatera. Después de varias visitas en varios momentos del año pa mi que alguien ha pinchado el acuífero del que venía ese agua porque ya ni en invierno ni en verano ni si llueve ni nada. Está seco siempre.
Besus
Estoy de acuerdo contigo o alguien ha pinchado para hacer un pozo ilegal, o las aguas se han ido a otro nivel freático y a la gatera ya no llegan. En fin, era divertido empezar esta travesía quitando 200 litros de agua.
EliminarCuando se instala una cuerda en doble, para evitar esos problemas de en qué cuerda te andas colgando y evitar posibles accidentes se hace con un nudo de nueve que se mosquetonea a la argolla por la que se pasa la cuerda. De modo que el último pone ese mosqueton en la otra cuerda y es el único que baja con la cuerda completamente desenganchada y sabe cual es la buena sin duda. El resto puedo conducir a riesgo de accidente, lo cual hay que evitar a toda costa. La persona que instala debería conocer estas cosas básicas antes de instalar una cueva ante gente neofita
ResponderEliminarAsí instaló Jesús la cuerda en doble, yo que bajaba el último quitaba ese mosquetón que aseguraba que nadie se equivocase.
EliminarPaco Cuesta
Así se hizo, sí.
Eliminarlost pot entrance
ResponderEliminaralude el modo de como encontraron esta salida de vallina.
pot pote u olla encontrada dentro de la cueva que levanto sospechas de
que en el pasado hubo una entrada del exterior que se tapono hace eonnes quiza.
lost pot entrance
esta asi escrito en la topografia de los descubridores.
Pues si que pone pot y no post. Bueno, me confundí. Lo del nombre sólo pretendía ser una tontuna graciosa. Como digo, una deducción basada en mi ignorancia. Pero gracias por ilustrarme, me mola aprender cosas nuevas.
Eliminarno te procupes habra muchas como esta
ResponderEliminarMuy buena cronica Irene, parece como si estuviéramos allí. Como dice Paco te ha caído el San Benito;) Y seguridad siempre y mas en este CLUB.
ResponderEliminarBueno por lo que veo ha dado de sí lo del nombre de la salida de ésta travesía y donde nadie a acertado del porqué de este nombre tan raro y difícil de pronunciar. Aquí os mando el enlace a una crónica de este mismo bolg, donde en los comentarios se explica bien lo del nombre de Nospotentra. http://clubabismo.blogspot.com/2013/09/travesia-vallina-nospotentra.html
ResponderEliminarHabía leído la crónica, pero no los comentarios. Al final es un poco todo...
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