El Día 30 de abril
iniciamos una vuelta al pasado, hacia el 2 al 26 de febrero de 1937, cuando
tuvo lugar la Batalla del Jarama entre las fuerzas del Bando Sublevado con
pretensiones de tomar Madrid y los Republicanos que establecieron una línea defensiva
lo largo del Río Manzanares, entre Arganda del Rey y Titulcia.
El día en su totalidad
fue fantástico, de principio a fin, como origen elegimos un parking público de
la localidad de Rivas – Vaciamadrid, donde nada más iniciar la marcha perdimos
la carpeta de topografías, tan solo fue un susto la encontramos a los pocos
minutos. Nuestro conductor Jesús tenía el camino en mente y tras dar un paseo
por el campo y buscar nuevos caminos nos encontrarnos a un Legionario que
mostraba restos de la guerra. De nuevo, tras iniciar la marcha, tomamos la
Carretera de la Cañada Real que estaba en un estado lamentable que por un
bache, charco o, cualquier obstáculo no nos impidió continuar con nuestro
camino.
Finalmente pudimos aparcar en lo alto de unas pequeñas elevaciones para iniciar la búsqueda de la Cueva La Magdalena y otras posibles cuevas explorables, incluso una de la que se tiene constancia del hallazgo de un coche (que no lo encontramos).
Tras realizar una exploración
general de la zona iniciamos la entrada a la cueva, pues se trataba de la única
cavidad con posibilidad de exploración, dándonos la bienvenida un lecho de lo
más romántico.
Y
este fue nuestro recorrido marcado al ritmo de los de cabeza, es decir, por
Irene y Jesús, mientras el resto (Toño, Jorge y Rafa) íbamos siguiendo su pasos, salvo Jesús que iba buscando entre unos y otros caminos, ante una gruta que
desde el primer momento vimos que las mismas distancias de la topografía no
coincidían, pues los metros no eran nada exacto, además cada uno de los caminos
que iban surgiendo a un lado u otro eran motivo de reagrupamiento y debate para
localizar nuestra situación en el mapa.
En cuanto hallamos la
Sala del Inquilino, muy fácil de identificar por su suelo arenoso, las velas
que decoraban el ambiente y los nombres de Navarro y otros reflejados en las
paredes. Este fue el punto guía que nos permitió dirigirnos en un primer
momento hacia Sala Dorada y de las Excéntricas, unos lugares muy similares a
toda la estructura de la cueva, pero al que halló tal sala pudo sorprender con
más ahínco, pues nuestra llegada ha sido una de las muchas que ha pasado desde
su origen.
De nuevo retornamos
hacia la sala del Inquilino para dirigirnos hacía el norte y llegar al paso de
la T, no sin antes explorar otros caminos que en el mapa aparecen sin fin, y
así era tenían fin, pero el que hizo la topografía quería mostrar una cierta
gota de aventura y sorpresa de descubrir nuevos caminos.
El paso de la T nos llevó hacia una sala amplia, en donde decidimos establecer el picnic y hacer un descanso antes de proseguir con el camino. Tras un periodo de descanso y llenar la panza con lo pertrechado, avanzamos hacia Los Meandros, zona muy fácil de reconocer por la estrechez del camino, cómo de andar, pero algo estrecho.
Hasta que llegado al micro aplastador, en donde solo pasaron Irene y Toño, afortunados que vieron la Sala de los Volcanes, el resto optamos por permanecer a la espera o visualizar otros agujeros próximos que pudieran llevar a otro lugar.
De nuevo volvimos hacia
antes del paso de la T para llegar atravesar un camino de gateras y algún paso estrecho hasta la Sala de la Bodega y de los Cristales,
estas salas tenían un mayor atractivo por sus grandes cristales que decoraban
las paredes, y junto a esta última sala había otra sala en la que descubrimos
un cepo de ballesta, restos de cerámica moderna y huesos de pequeños roedores,
además de percibir una ráfaga de aire procedente del exterior que se filtra por
pequeñas aberturas que no logramos localizar.
Finalmente, reiniciamos la vuelta hacía la salida. Todo el tráfico de la cueva se hace prácticamente a gatas, salgo la parte de los Meandros que es de pie a fila de a uno, aunque por la manera de avanzar se hizo más cómodo las gateras de todo nuestra locomoción por el interior de la cueva, motivado por esa fantástica compañía que formaba la expedición.
Jesús Fernández, Jorge Cortés, Irene, Toño y Rafa A. Valenzuela
"No sigas el sendero. Dirígete en cambio a donde no hay sendero y deja huella"
Ralph Waldo Emerson
Toño, te quitaste la espinita de la cueva de Cuenca SC-16.
ResponderEliminar¡¡¡Has pasado el micro aplastador!!!
Como alguien a dicho en el WhatsApp, te ha caído encima el San Benito.
ResponderEliminarYa sabemos quien va ha hacer las crónicas.....
Bueno si queréis que haga las crónicas o cualquier trabajo de recopilación de datos y redactado lo haré encantado. Con mucha ilusión, por supuesto.
ResponderEliminarmola la frase pero en espeleo cuanto mas desapercibido
ResponderEliminarnuestro paso mejor.
muy buena crónica
debo corregir que el paso ese "aplastadorno es el que llevaba a la sala del vocan
saludos
Toño
Muy buena conejera que hay en el Manzanares, menos mal que el suelo es arenoso... lo agradeció mi rodilla. Realmente atravesamos pasos muy divertidos para conocer todos los recobecos que tiene la cueva... Se nota que pasa poca gente hasta algunos lugares por la buena conservación. Esperemos que dure...
ResponderEliminarMuy divertida la experiencia, incluida la travesía por la Cañada Real y sobre todo por la compañía.
ResponderEliminarmuy bonito, ayer estuve yo, no pude ver nada de lo de dentro, no sabia como entrar y encima iba solo, si vais otra vez me gustaría me avisaseis, es una espina que tengo con esa cueva, ya que los bunkers ya los he visto. Repito muy buen reportaje, mi nombre Luis Ferrero
ResponderEliminarYo no estuve en esta cavidad, pero decirte que es muy peligroso adentrarse solo en las cuevas, siempre un mínimo de tres. Si a uno le pasa un percance, otro se queda con el y el tercero sale a pedir ayuda. Esto es una norma en la espeleología.
Eliminarhola Luis ,a mi me llevó Jesus de abismo,y llevo algo de tiempo
Eliminaren esto de las cuevas .si quieres ir con Abismo te aconsejo que
busques done federarte y si te gusta de vedad este asunto, Abismo
hace cursos para que lo hagas con seguridad.
un saludo
Toño Herreras
toda la razón, la verdad es que algunas veces no pienso en el peligro, por eso si alguna vez vais me gustaría, si puede ser, ir con vosotros, a la marañosa suelo ir bastante con la bicicleta y me he metido en cuevas pequeñas y bunkers. muchas gracias
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