MONITORES: Sergio (presi), Rafi (vicepresi), Juanma, Parri, Carmen Muñoz, Irene (secre) y Javi (ex-presi).
PARTICIPANTES:
- ADULTOS: Enrique , David , Raquel , Rocío , Sara, Maite y Alex.
- NIÑOS: Enrique (6 años),
Darío (2 años), Claudia (11 años), Sergio (7 años), Lucas (6 años), Elena (9 años), Marcos (12 años), Víctor (12 años) y Laia (6 años).
Con
anterioridad a la realización del curso generamos un grupo de Whatsapp con los
adultos participantes o responsables de los niños que participaban, con el fin
de resolver dudas, realizar las recomendaciones oportunas en relación con la
vestimenta, calzado, seguridad, etc. y también para coordinar el lugar y
horario de encuentro. Las conversaciones también sirvieron para poder ir
entrando en materia y dar alguna información básica sobre la espeleología, las
cavidades kársticas y la Cueva de las Majadillas en particular.
Como punto
de encuentro principal, para evitar que alguno de los participantes se pudiera
perder de camino a la boca de la cueva, nos citamos a las 9:30 en un área de
servicio junto a la autovía A2. Tras reponer fuerzas con unos desayunos y
realizadas las presentaciones oportunas entre monitores y alumnos, nos
dirigimos a la cavidad.
A la
llegada a la cueva, los monitores se vistieron y equiparon a toda prisa para
pasar a atender a los alumnos, a quienes se distribuyó casco y frontal. Además,
se pusieron todos los arneses de adultos y niños disponibles, ayudando a
ajustar el equipo y explicando algunas normas básicas de seguridad. Cabe decir
que no disponíamos de arneses para todos, por lo que hubo que ir turnándolos,
según algunos iban descendiendo el pozo de entrada.
Durante la
espera, algunos aprovecharon para realizar las primeras fotos sobre la cavidad,
e ir echando un ojo a las topografías.
Tras un buen rato, conseguimos tener a
todos los alumnos y monitores en el interior y, una vez desembarazados de los
arneses y aparatos, nos dirigimos, todos juntos, a la Sala del Tanque, a través
de la Galería de los Puentes. En todo momento, monitores y alumnos iban
intercalados y se establecieron normas de trabajo en equipo y ayuda mutua, de
modo que los más autónomos ayudaban a los más pequeños.
En la Sala
del Tanque, Javier Rejos impartió la principal clase teórica sobre formación de
cavidades y espeleotemas, así como sobre conservación y usos históricos y
científicos de las mismas. Tras responder a unas cuantas preguntas de los más
curiosos, organizamos tres equipos de avance, ya que el elevado número de
participantes podía dificultar el progreso por las gateras que llevan a la Sala
de la Playa.
Así pues,
el primer grupo, integrado por tres monitores (Irene, Sergio y Carmen), tres
adultos (Enrique, Raquel y David) y 6 niños (Enrique, Darío, Claudia, Sergio,
Víctor y Laia), comenzó a avanzar directamente hacia la gatera y el famoso paso
del Chumino. Hay que decir que algunos adultos lo pasaron mucho peor que los
niños y cabe felicitar a los más pequeños por su aguante y alegría, y a los
niños mayores por su ayuda y colaboración. En cabecera iba un monitor guiando
con la topografía siempre a mano para explicar a los participantes el progreso.
Los niños mostraban una curiosidad digna de admirar. Al llegar al paso del
Chumino, uno de los adultos se agobió un poco y hubo de ser acompañada por un
monitor de vuelta a la Sala del Tanque, donde se unió a los grupos que allí
estaban.
En la Sala
de la Playa, el grupo disfrutó de una merecida comida, mientras los monitores
explicaban cómo superar algunas de las dificultades encontradas. Además,
hicimos una experiencia de apagar todas las linternas para experimentar la
oscuridad de las cavidades y hacerles conscientes de la importancia de la iluminación
personal en las cuevas.
El resto de
grupos, que habían quedado visitando las numerosas salas que, a modo de
capillas, rodean la Sala del Tanque y visitando y fotografiándose en la Sala
del Puente, no tardaron en llegar.
El grupo de
cola se apremió aún más en recorrer todo el camino de vuelta para ayudar en la
salida, pues aún quedaba ascender el pozo de entrada. En este caso, todos los
participantes fueron subidos, haciendo uso de una segunda polea móvil para
rebajar el peso.
Una vez
arriba, recopilamos todo el material y disfrutamos de unos refrescos y un
piscolabis mientras se desinstalaba el pozo y cada cual organizaba sus
pertenencias. Poco a poco, las distintas familias y grupos fueron despidiéndose
y emprendieron el camino de vuelta.
Hay que
decir que todos quedaron encantados con la experiencia y se mostraron muy
agradecidos a todo el equipo personal de Abismo. La actividad fue gratuita y
solo se cobraron las licencias federativas de un día de los adultos,
financiando el Club las licencias de los niños y el piscolabis, y facilitando
todo el material necesario.
Qué bien me lo pasé con esos muchachinos, y con los mayores...
ResponderEliminarY sí, es verdad, una vez el caballo de arcilla se levantó y me dio un galope por la sala el Tanque, aunque en esta ocasión no quiso hacerlo...
gran dia os felicito
ResponderEliminartoño