El refugio del campo de aviación de Leganiel-Illana (Leganiel) y la cueva de la Mora Encantada (Albalate de Zorita) - 13 de septiembre de 2023

De artificiales en septiembre de 2023: Refugio del campo de aviación de Leganiel-Illana, y la cueva de la Mora Encantada


En la entrada al subterráneo con ganas de explorar


Los que de vez en cuando ojeáis este blog ya sabéis que en Abismo hacemos diversas cosas además de espeleología, y que en espeleo no nos ceñimos a las cavidades naturales. A algunos nos atraen también los subterráneos artificiales.

Hay muchos tipos de cavidades artificiales, pero últimamente estamos bastante dedicados a los refugios de la Guerra Civil, concretamente a los asociados a los antiguos campos de aviación que hubo en la provincia de Guadalajara.

Diversas fuentes indican la presencia de bastantes campos en la provincia. Durante el conflicto se crearon numerosos campos y a ellos se asociaron algunas infraestructuras que en la actualidad suelen ser ruinas, cuando no han desaparecido completamente, como es el caso del que hubo en Aldeanueva de Guadalajara.

En algunos casos, de hecho, lo único que queda es el refugio subterráneo asociado, y en otros, ni siquiera eso porque sus accesos fueron tapados y no puede saberse dónde estaba exactamente.

Afortunadamente cada vez hay  más información y documentación, hay una tendencia en auge a preservar y dar a conocer los restos materiales asociados a la Guerra, y así, a base de buscar en la bibliografía y diversas páginas web hemos logrado confirmar la existencia de un puñado de campos que mantienen sus refugios (a veces varios en el mismo), algunos los hemos localizado e incluso hemos podido estudiarlos.

Otros, sabemos que existen pero todavía no conocemos dónde exactamente, y de algunos campos ni siquiera se sabe con precisión el área en el que fueron construidos. En un reciente artículo que hace referencia al campo de aviación que hubo en Yunquera de Henares, se comenta la escasa información sobre los campos de aviación en la provincia de Guadalajara, citando las palabras de Pablo Schnell, arqueólogo experto en fortificaciones y estructuras militares de la Guerra Civil.

 

El refugio del campo de aviación de Leganiel-Illana

Rastreando en publicaciones y la web habíamos encontrado referencia a un campo de aviación en Illana, y a la existencia de un refugio asociado y bien conservado. Había incluso fotografías de la entrada al refugio, pero la cartografía y foto aérea no nos permitía ubicarlo.

Finalmente, dimos con el lugar, que se sitúa realmente en las cercanías de Leganiel, ya en Cuenca. Luego hemos visto que hubo tropas e infraestructura para ellas en Illana, además del aeródromo propiamente dicho, y además se habla en alguna fuente del "Polvorín del Arma de Aviación" y se sugiere que era este subterráneo. Todo parece estar relacionado.


Las dos entradas al refugio, sur y norte, cubiertas por sendos montículos de tierra

Con la información en la mano, el pasado 13 de septiembre quedamos José Luis, César, Miguel y Javi Rejos para ir a echar una ojeada y documentarlo. Jesús Guinea también estaba interesado, pero finalmente no pudo venir.

Alcanzada la margen izquierda del Tajo y tras cruzar el límite provincial, llegamos al subterráneo. Como decimos, aunque alguna fuente cita el campo en Illana (Guadalajara), el subterráneo documentado se sitúa en término de Leganiel (Cuenca).

No es raro, a veces la referencia a un campo se hacía para otro municipio más o menos cercano y no exactamente para el que estaba verdaderamente ubicado. Esto puede supoer una dificultad importante para localizar el lugar. En este caso concreto, realmente no sabemos con exactitud dónde se ubicaban las pistas del campo, pero es presumible que estaban a corta distancia del refugio, y el límite provincial está a algo más de 2 km. Casi con seguridad toda la infraestructura estaba en Cuenca.

En superficie destacan las dos entradas al refugio, una abierta hacia el sur y la otra al norte, y además algunos muretes de hormigón muy cercanos y que entendemos serán restos de alguna edificación asociada. Todo lo demás son cultivos de secano y nada más haría pensar que allí pudieron despegar y aterrizar aviones.


Entrada sur... 


y entrada norte, ambas con su cúpula de hormigón


Restos de muros de hormigón, posiblemente restos de alguna edificación aneja al campo


Las entradas se abren en una cúpula de hormigón que luego fue cubierta parcialmente con los materiales extraídos al excavar el túnel, quedando así dos montículos de tierra en forma de lomo sobre ellas.



Por la entrada sur se desciende sin problemas, los escalones originales permanecen en la mayor parte de la bajada, aunque los sedimentos, tierra arrastrada desde la boca, los cubren parcialmente, y abajo por completo.


Descenso desde la entrada sur, el acceso más cómodo 

El diseño del túnel descendente es típico, con sección  de 2 x 1 m, con  techo en bóveda de medio punto con radio de 0,5 m, idéntico a lo observado en otros refugios que hemos visitado. Más o menos la mitad del túnel es de hormigón encofrado, pero más abajo la bóveda se hizo ya con ladrillo macizo.


Recorridos 20 m, habiendo descendido 9,5 m bajo tierra, se continúa en una galería horizontal desviada en ángulo recto al descenso (eje este-oeste) y sin ya sin enladrillar, permaneciendo tal y como fue excavada.



Aspecto del túnel que conecta las dos entradas

Este túnel horizontal, de unos 25 m, se dirige casi recto a la segunda entrada, que sale al exterior con rumbo opuesto a la primera, es decir, el diseño del subterráneo es típicamente en "Z".

En las paredes del túnel excavado se aprecian las marcas de la herramienta utilizada


Lamentablemente la segunda entrada, orientada al norte, ha sido utilizada como escombrera y basurero, un destino relativamente frecuente para estos subterráneos. Digamos que para algunos es un buen sitio para deshacerse de cosas inútiles y escombros... en este caso numerosas maderas y tablas, y algún mueble, acabaron en el descenso, haciendo un poco peligroso transitar por la rampa.






El acceso desde la entrada norte ha sido utilizado como vertedero, recorrerlo resulta difícil e incluso peligroso. Tablas, muebles y bloques.


La galería inferior entre entradas posee otro túnel transversal con rumbo norte, no parte justo del centro del túnel, sino un poco a un lado (a 15 y 10 m de los dos túneles de acceso).

Esta galería transversal avanza unos 10 m girando entonces en ángulo recto hacia el oeste, y a 2,5 m de nuevo al norte, y ahí se obstruye.


Galería transversal, al fondo, en el quiebro antes de su obstrucción

El quiebro en "Z" del final, y el hecho de que los materiales que obstruyen son tierra suelta que presenta algunos restos de ladrillos, sugiere que allí había otro acceso al exterior, lo más probable un pozo de ventilación hasta la superficie. Resulta lógico que ese hipotético pozo fuera tapado con tierra por constituir un obstáculo peligroso para las labores agrícolas. 


Obstrucción al final de la galería transversal, sedimentos aparentemente procedentes del exterior


Entre los sedimentos, restos de ladrillos macizos avalan la procedencia exterrior de la tierra y restos que obstruyen, posiblemente un pozo de ventilación


Visto el refugio, nos dedicamos a documentarlo haciendo numerosas fotografías y tomando las medidas necesarias para levantar un plano topográfico. Llevados los datos a limpio, presentamos a continuación los planos y ampliaciones correspondientes.











“Catas" y eremitorio del Arroyo de San Isidro (Albalate de Zorita, Gu).


Acabado el trabajo en el refugio, parte de los compañeros ya se vuelven a Guadalajara, pero como todavía hay luz, nos quedamos un rato más José Luis y Javi Rejos para echar un vistazo a una cueva que habíamos detectado hace muchos años  en un cantil de yeso, y nos pillaba de paso.

Antes de alcanzar el Tajo, tomamos una pista que sube por el Arroyo de San Isidro para buscar aquella cueva anotada en nuestra libreta de "pendientes".

Se sitúa en la ladera izquierda del valle, aproximadamente entre los parajes denominados Peña de la Greda y Mingote, y se ve desde el camino como un agujero oscuro en un cantil, un agujero que podría no ser nada, pero no podemos descartarlo hasta no asomarnos, y las cavidades en yeso son tan interesantes...




La localizamos el agujero a distancia, desde la pista y dejamos el coche, hay que cruzar el valle y el arroyo, canalizado, para llegar.

 

Cuevas "cata" en la ladera de la izquierda

Ya desde la pista lo primero que observamos es la presencia de cuevas en la parte baja de la ladera, cerca de la vega del arroyo. Se aprecian varias.



Ya a distancia se aprecian entradas al pie de ladera 



Más cerca parecen ser cuevas excavadas en la ladera

Al cruzar y llegar a ellas, constatamos que son pequeñas oquedades, algunas prácticamente un abrigo pequeño, excavadas en los sedimentos de la ladera. En una de ellas localizamos una vieja pala abandonada.





Por el aspecto que tienen, oquedades a modo de "mordisco" en la ladera, penetrando como mucho 2 o 3 metros, pensamos que pueden ser más bien "catas" a la busca de materiales de interés.


 Las apariencias engañan, no entran más de 2-3 m

Una hipótesis es la prospección en busca de yeso de calidad pues todo el territorio son sedimentos yesíferos miocenos, y en ciertos sitios afloran yesos masivos cristalinos, e incluso hay bloques o áreas de yeso alabastrino. En el territorio existen algunos restos de hornos de yeso tradicionales, por otra parte.

La otra posibilidad que se nos ocurre es que se "catara" la ladera a la busca de agua, es decir, pretendiendo excavar alguna mina de agua para regar cultivos o huertos en el entorno.

Localizamos 6 de estas "catas", algunas completamente obstruidas. Se tomaron fotografías para dejar constancia de ellas, y sería interesante indagar un poco sobre su origen y objeto.

 

Eremitorio en el cantil arriba de la ladera

Aquello que desde la pista parecía ser una cueva colgada en la pared del cantil de yeso era el objetivo principal a estudiar en este lugar, y tras echar un vistazo a las "catas", subimos al cortado de yesos, en el que afloran bloques de alabastro, y constatamos que hay varias entradas colgadas en el cortado, y que son claramente artificiales. Concretamente se aprecian cuatro bocas, situándose la más baja a unos dos metros sobre la base del roquedo.


Aspecto del del cantil desde su base

La cueva se abre en cuatro entradas en la vertical

Se accede a esta última con relativa facilidad, pues hay buenas presas para trepar. Una vez dentro comprobamos que se prolonga escasamente en el interior del roquedo, con varias habitaciones a distintos niveles, con conexiones entre ellas, alguna bastante estrecha. En una de las habitaciones hay una columna singular.




Se aprecia hollín en el techo y ciertas paredes, debió encenderse fuego en el interior, o quizá por el humo de candiles u otra fuente de luz de épocas pasadas, pues no apreciamos restos de hogueras.

A la izquierda de la entrada se accede a otra habitación y allí se prolonga dando salida al cantil en tres sitios, a más altura de la primera entrada.




En la cueva hay ciertos desniveles (resaltes) típicos que cambian el nivel del suelo entre distintos tramos.

Observamos en ciertos sitios marcas de un objeto punzante, tipo puntero, que debió usarse para excavar el yeso.





La cueva presenta abundantes inscripciones, relativamente modernas, grabadas en las paredes, y hay algún residuo abandonado (litrona de cerveza, por ejemplo), lo que indica que ocasionalmente se utiliza la cueva como lugar de ocio, seguramente por los jóvenes del entorno.




 Posee varias "ventanas" que se abren al cantil

Se tomaron numerosas fotografías, pero no se levantó plano topográfico, siendo quizá interesante el volver para realizarlo y documentar completamente la pequeña cavidad.

Nos marchamos con la idea de indagar entre las gentes del lugar para saber cuál es la historia de esta singular cavidad, que denominamos "eremitorio" porque se asemeja a alguno similar que hemos podido estudiar en el pasado, y podría efectivamente haber sido un lugar de retiro espiritual, extraordinariamente austero, para algún devoto creyente.

Ya nos marchamos, no sin antes percatarnos de que tenemos compañía, afortunadamente a cierta distancia... en efecto, José Luis que tiene ojos de lince, me detiene y me lo señala sonriente... ¡Un toro negro baja tranquilamente por el camino hacia el coche!.

Apretamos el paso "`por si acaso", no sabemos qué hace el pedazo de bicho por ahí, lo mismo se ha escapado o algo... Así que arreamos hacia el coche sin perder ojo a ver qué hace, aunque todavía lejano.

Finalmente el animal se quedó más arriba en el valle pastando tranquilamente, seguro que pensando en aquellos otros "bichos de dos patas" que salieron de la tierra. Y así, finalmente nosotros pudimos marcharnos sin prisas ni sobresaltos.

 

Más información sobre el eremitorio visitado: La Cueva de la Mora Encantada, antaño Cueva de Varches 

Efectivamente, en cuanto nos pusimos a buscar datos encontramos información entre los materiales del Dr. Herrera Casado, en su web y en su libro "Cuevas Eremíticas de Guadalajara", donde profundiza en el estudio de este singular tipo de cavidades artificiales, tan escasamente conocidas por la mayoría y sin embargo tan interesantes e importantes desde el punto de vista histórico y patrimonial.

Se siente algo especial cuando se visita una de estas cavidades sabiendo de su construcción y que fueron habitación de aquellos eremitas, hace ya siglos.

 

Ocurre muchas veces que no sabemos lo que tenemos en nuestro entorno, y aún sabiéndolo, no lo valoramos, y lo que es peor, parece que tampoco lo valoran ni intervienen en su defensa y conservación quienes deberían.

No sólo me refiero a estos eremitorios, tantos y tan interesantes por toda la provincia, sino también de los refugios y otras infraestructuras ligadas a la Guerra Civil y que son patrimonio bélico que no debería perderse.

Por nuestra parte, documentaremos lo que podamos dejando nuestra humilde aportación a disposición de investigadores y estudiosos, y de cualquier interesado, esperando que pueda ser de alguna utilidad.

  

F. Javier Rejos

2 comentarios:

  1. Un millón de gracias por el aporte, una gran labor, con una lectura amena y muy entretenida Javi. Recibir besos y un fuerte abrazo, os echamos muchísimo de menos. Cuidaros.
    MariCarmen e Ismael

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  2. Buen trabajo, Javier. Yo también tenía ese eremitorio en mi lista de pendientes, pero no lo encontramos el día que fuimos porque interpretamos mal el texto que figura en el libro de Herrera Casado. Por lo que veo no subisteis a los huecos de arriba, cuyo acceso parece más complicado. Habrá que ir con cuerdas para intentar descolgarse por el cantil

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