Fecha: 28-29 julio de 2018
Participantes: Quique
Quiles, Marta Gutiérrez, Jesús Guinea, Santi Gutiérrez, Olga Sáez, Irene Quiles, Sergio
Estringana y Toño
Herreras.
Me vais a
permitir que me tomé la licencia de escribir está crónica en primera persona
por su especial significado.
Me recordaba
Jesús Guinea en el viaje hacia Vegacervera, donde hablamos de ir a Valporquero
por primera vez, con el que fue mi primer monitor de espeleología, Pedro Tanarro
Aparicio en la tienda de material que tenía en la calle Bravo Murillo (Deportes
Gruta), corría el año 1983, ¡hace 35 años!.
Posteriormente
se planificó en numerosas ocasiones sin llevarla nunca a término, he incluso
mis sobrinos me la organizaron por sorpresa hará 15 años, llegando a ir a la
zona y no pudiendo entrar por una crecida.
Ya en el
2017, mi amigo Quique Quiles me propuso hacerla con Jesús Guinea en una
salida relámpago de un día. Liamos a Jesús Guinea y fijamos fecha para el 16 de
diciembre. En el último momento por temas de trabajo Jesús no podía y quedamos
en hacerla para enero, cosa que no pudimos hacer por la razón que todos sabéis.
Estando
despidiendo a Quique Quiles, su hijo, Marta, Jesús Guinea y yo, nos propusimos
hacer Valporquero en su honor.
Por fin
fijamos fecha y este pasado fin de semana 28-29 de julio hemos logrado ir a la
cueva que más se me ha resistido en mi vida.
Desarrollo
de la actividad:
El viernes 27
por la tarde los Quiles (Olga, Quique e Irene) salieron para Vegacervera ya que
podían salir antes, y de esta manera situarse en la zona, localizar la entrada
de Sil y la salida de Covona, además de
ver las posibilidades de dormir.
El día 28
salimos el resto hacia Valporquero desde Guadalajara a las 8:00.
Viaje
tranquilo, llegando a comer a Vegacervera, y sin entretenernos a eso de las
14:30 en la boca de Valporquero, ya que habíamos contratado visita guiada a la
parte turística a las 15:00.
Ver Valporquero turística en visita guiada es más
que recomendable, pero por las explicaciones del guía el mejor momento de verla
es en otoño y primavera, cuando el rio que entra por la boca, transita la
galería principal y magnifica el espectáculo. Así la conclusión es que repetir
esta actividad con agua suficiente para ver esta galería en todo su esplendor,
pero no con tanta agua que luego no se pueda desarrollar la travesía
Sil-Covona, sería lo ideal.
Además en la dicha travesía sería más que aconsejable remontar el curso activo una vez que se baja de Sil, hasta la parte turística, ya que no es mucha distancia y tiene unas galerías muy interesantes que de la otra manera no se ven.
Tras la
visita turística, pasamos una tarde tranquila y relajada (cerves y cartas),
donde pusimos en común como desarrollar la travesía del día siguiente, así como
decidiendo donde dormir.
Se decidió
dormir en la zona denominada la Atalaya en el pueblo de Varporquero, por lo que
al subir ya dejamos uno de los coches en la salida de Covona.
En un
lateral del aparcamiento de la Atalaya, al caer la noche montamos las tiendas e
improvisamos una cena fría, con el objetivo de irnos a dormir pronto, ya que
habíamos quedado en entrar a Sil a las 6:00, para de esta manera garantizarnos
no juntarnos con las empresas de la zona que hacen la travesía de
Valporquero-Covona y no tener esperas indeseadas que nos hicieran pasar frió.
Nos
despertamos a las 5:00 y aunque no perdimos mucho tiempo, entre desmontar
tiendas, desayunar y prepararnos, hasta las 7:00 no estábamos entrando por Sil.
El peso de
la instalación corrió a cargo de Quique Quiles y Sergio con la intervención de
Olga y Toño, haciendo además que Marta instalara varias cabeceras con la
supervisión de Sergio para seguir con su formación de perfeccionamiento.
Majestuoso
pozo de la gran campana, interesante paso estrecho en la sala del lago que dio
para unas cuantas risas y P53 limpio como corresponde a una cavidad activa,
donde se nos fue incorporando el agua.
Eran las
11:10 en la base de este pozo donde comenzamos el curso activo de la cueva.
Marta y yo remontamos unos 100 m el río con agua bastante para estar muy
atractivo.
Comenzamos
el descenso río abajo, recorriendo la sala Peñalba, rapelando la Gran Cascada y
las dos siguientes; galerías de gran belleza y altura espectacular y en seguida
estábamos en la sala de las Perlas, donde nos encontramos el acceso a la famosa
“M”, a través de una escala de madera. En el camino fotos y más risas. Tras la
“M” la boca de Covana y final de la cueva. A partir de aquí nos quedaban dos
rapeles que son el colofón a una muy bonita travesía, y cuyo primer rapel es
bastante espectacular.
La travesía está
bastante bien equipada con varios tramos en fijo, como no podía ser de otra
manera, ya que tiene un tránsito muy constante por parte de las empresas de la
zona que se dedican al turismo activo. El descenso se realizó con tres cuerdas
que nos aportaron una muy buena agilidad al ir montándolas de forma escalonada,
donde Quique y Sergio se complementaron a las mil maravillas con la complicidad
de Toño y Olga, y la mirada atenta de Marta que con la supervisión de Sergio
monto varias cabeceras.
Tras el
último rapel, Quique me invito a echar unas pocas cenizas de su padre al caudal
del río, lo cual le agradezco en estas líneas, ya que marcaba el cierre de una
actividad con un significado muy especial.

Salida del cañón,
donde nos esperaba el coche de Sergio. Conductores a por el resto de vehículos,
reorganización de material y a comer a Megacerveza.
Breve sobremesa y de camino a casa.
Agradecer a
todos, un fin de semana agradable en excelente compañía.
Al margen de
la salida, ya tenemos casi en el bote a Jesús Guinea para que nos dé un curso
básico de primeros auxilios y botiquín, enfocado a nuestra actividad y dos
nuevos miembros del club como son Olga e Irene.
Santi Gutiérrez
como a ti he visto como se me escapaba esta actividad una y otra vez pero yo solo he tardado 6 años en poder estar
ResponderEliminarmuchas gracias a todos los integrantes de este grupo un gran saludo
Toño