Participantes: Carlos Heras, Carlos Aranda, Julio y Anita
Abuelos: Valentín y Ricardo
22 de Mayo de 2010 Encuentro de viejas glorias de Abismo
Ya me olía mal cuando Juan Carlos, con su verborrea, nos indica que vamos con los machacas, que a él le dolía un poco la espalda por trabajar con palees hace varios meses.
La idea era que ellos entraban, ya que nosotros (Valen y un servidor) hacía 5 años que no hacíamos ninguna cueva, por lo que el ocho, el nueve, el parabolt, la chapa, la saca, los mosquetones, la llave del 17 o 19, etc., era demasiado en nuestro cerebro oxidado, y luego nosotros desinstalábamos –como pudiéramos-.
La localización fue perfecta e incluso nos dimos el gusto de ayudar a un “grupillo” que se había perdido localizando la boca de La Raja, jeje. Los “profesionales” se prepararon y en un santiamén estaban entrando en la cueva, con Carlos Heras de punta de lanza. La idea era dejarles como un par o tres de horas por delante y luego entrar nosotros para encontrarnos abajo. Como los abuelos no nos fiábamos de nuestras posibilidades, en una hora empezamos a colocarnos todos los trastos – después de haber dado cuenta de bocadillos, medio queso y jamón-. Momento divertido fue vernos a los dos preguntando uno al otro si el rapelador va a la derecha o la izquierda, si los cabos de anclaje eran muy largos o cortos, o sea unas risas.
Empezamos a bajar, con muy buenas sensaciones por ambas partes y viendo las luces del último del primer grupo – Julio – en el pasamanos, bastante estrechito pero, sin saca, se pasa bien. Tras un buen ritmo conseguimos juntarnos en el fondo de la cueva, donde encontramos a los cuatro del primer grupo apelotonados uno encima del otro, haciendo no se que, para evitar las gotas de agua que caían constantemente. No se puede decir que el fondo de la cueva era para echar un partido de fútbol, más bien de chapas pero puestas de canto.
Tras las risas correspondientes, empezamos a subir uno detrás del otro, en orden inverso al que bajamos, pero con el cambio de que yo desinstalaba la primera cuerda –100 metros- y Valen se chupaba el péndulo del pasamanos, al desinstalar. Tras subir como pude hasta el pasamanos, decidí que la puta saca de 100 metros la subía Valen o Valen, y que yo volaba en el péndulo y desinstalaba toda la cueva. El péndulo no era pa tanto, pero si la subida con el resto de material. En el último tramo, con la boca de la cueva a 15 metros tuve que gritar que me echaran el puño de pie (no sé cómo se llama), petición que fue rechazada por esa mandilla de.....
Tras salir victoriosos con sus correspondientes videos realizados por Carlos y Anita, NO tenemos ni idea de por qué narices se llama la cueva: BOCA QUEMADA.
Ricardo de la Torre (Pichi)
No hay comentarios:
Publicar un comentario