Puente del pilar (del 9 al 12 de octubre)
Participantes: Alicia Gutiérrez, Julio García, Carlos Heras y Carlos Aranda.
Tiempo en travesía: 21 horas
Llegamos a Asón el día 8 por la noche con el tiempo justo de cenar algo e irnos a dormir. La idea era al día siguiente (a modo de entrenamiento previo), utilizar el día en meter los “pinochos” por Coventosa hasta el cuarto lago, dejarlos allí para la travesía del día siguiente y salir cruzando los lagos con neopreno; esto era algo que ya habíamos hecho en agosto para probar los botes hinchables, así que no supuso ningún problema y valió la pena ver a Carlos disfrutar en el agua con el neopreno. Cuando salimos sobre las 17:00 preparamos las sacas y la comida, ducha, cervecitas y a cenar pronto y copiosamente, pues la “empresa” que queríamos acometer al día siguiente así lo requería.
Aunque nos acostamos pronto, yo apenas conseguí dormir un par de horas, no sé si por los nervios o por el grupo de cordobeses con quien compartíamos albergue. El caso es que sonó el reloj, y la travesía que llevaba esperando hacer tanto tiempo se me antojó una temeridad. Pero no era el momento de amedrentarse (para eso ya habría tiempo dentro de la cueva), así que desayunamos y nos pusimos en marcha. Dejamos, dos coches en la salida de Coventosa y con el otro subimos dirección Calseca hasta la misma curva donde dejamos el coche para hacer el Tonio. Comenzamos a subir con las sacas (pesan bastante, entre otras cosas, por las reservas de agua que llevamos, de las que yo daré buena cuenta) y después de 1 h y media de subida llegamos a una roca en la que han escrito CUETO y una flecha a la derecha; aquí el pulso se me empieza a acelerar. Bromeamos un poco a la entrada, comemos una chocolatina y Julio y yo nos echamos un cigarrillo (quizás el ultimo, pienso) mientras Carlos se adentra por la boca hacia el “abismo”.
La idea es bajar con dos cuerdas de 55m y otra cuerda de 70m de 9,5mm que se podría usar para descender en caso de necesidad. El orden: primero Carlos ira instalando seguido de Alicia, después yo y por ultimo Julio al que ayudare en las reuniones a recuperar la cuerda y pasársela a Carlos para que siga bajando.
Cuando empezó a bajar Alicia y me asome al pozo desde el pasamanos, note como mis intestinos empezaron a revolverse, pero afortunadamente no pasó de ahí la cosa e intente no pensar en ello hablando con Julio, que a su vez me da la impresión de que tampoco quería pensar en los más de 300mts. de caída libre del pozo Juhue. Cuando al fin comienzo a bajar el primer tramo, noto una mezcla de libertad y miedo (característica habitual en mi, cada vez que bajo un pozo) pero mucho más acentuado. La visión de Alicia y Carlos mas abajo es espectacular. Cuando Julio llega hasta mí y recuperamos la primera cuerda, el sonido de un látigo al caer la cuerda, hace que se me ponga la carne de gallina. Ya no hay retorno, así que lo mejor es disfrutar del descenso y no pensar en la profundidad del pozo, cosa que conseguimos cantando y jugando al veo-veo con Ali y Carlos.Las reuniones se suceden sin complicaciones y excepto por un “pequeño” susto en la repisa a -200mts. en el que seguro he perdido un par de años de vida.
Cuando llegamos al fondo del pozo Juhué se suceden las felicitaciones y comienzan las risas al decir que solo nos queda de vertical el Tonio. La cosa va bien excepto por las cuerdas en fijo que estorban una barbaridad para la instalación de nuestras cuerdas. Esto provoca que suframos dos enganchones de cuerda los cuales no hacen mucha gracia y además nos hacen perder mucho tiempo. Resolvemos los problemas y tocamos suelo de cueva a -581mts siete horas más tarde.
Bebemos algo de agua de unos botes que hay debajo de un goteo y decidimos “tirar” hasta el Oasis donde pararemos a hacer la primera comida. El caos de bloques de la Sala de las 11 Horas es muy resbaladizo y después de dos golpes en las espinillas, varios resbalones y alguna pequeña caída, llego hasta el oasis desfondado y deshidratado. Aquí me doy cuenta de que mi forma física está bastante por debajo de la de mis compañeros, pero aprieto los dientes y me digo: ”hasta que no salgamos de aquí, no pienso quejarme, pues no es cuestión de desmoralizar a mis compis que tan bien se están portando”. Después de comer (yo más bien poco) y descansar nos encaminamos hacia el pozo de la navidad.
La galería que conduce a dicho pozo es tan tortuosa como la sala de las 11 horas y este caos de bloques se hace más pesado que el anterior, de forma que no paramos de preguntar a Carlos que si queda mucho para el pozo. Una vez en el esperado Pozo de la Navidad se suceden los comentarios de alegría y las esperanzas de que se hayan acabado los caos de bloques. Descendemos el pozo con nuestra cuerda ya que la fija no está en buen estado (excepto Carlos que se come el marrón a 5 o 6 mts. del suelo y pide a Julio que instale), todos en el suelo nos animamos y salimos como torpedos (NO HAY BLOQUES) sorteando todos los impedimentos que encontramos a nuestro paso sin problemas.
Tras recorrer la Galería de la Navidad y la Galería de los Artistas llegamos a un P16 el cual nos conduce a la sala blanca en la que aprovechamos para hacer unas fotos rápidas, enseguida llegamos a un P31 para descender hasta el Espeleodromo donde podemos hacer fotos a unas impresionantes flores de yeso muy bonitas. Tras las fotos y un pequeño descanso nos encaminamos hacia el Pozo de la Unión, en el que nos abastecemos de agua, después de sortear un bonito pasamanos.
Una vez aquí, estamos contentos, al ver que nos queda poco para la zona de Coventosa y llegar a los lagos. Esta alegría durara poco ya que la galería de las pequeñas inglesas es como un parque de atracciones el cual nos machaca paso a paso. Subimos, bajamos, oposiciones, cuerdas.... estamos deseando salir de esta galería ya que tenemos que parar en numerosas ocasiones a coger aire para poder continuar. Por fin se acaba y tras los pozos Josiane y la Galería de los Veraneantes, llegamos a una zona estrecha con forma de diaclasa de más de 100mts., en cuya parte intermedia tiene un desfonde bastante cabroncete por dimensiones y resbaladizo (cuerda fija). Tras estas penurias llegamos a la sala de la turbina donde pararemos a realizar la segunda comida y descansamos un poquito, que nos lo merecíamos.
Después yo estoy temiendo llegar a la diaclasa del agujero soplador porque en el Tonio lo pase bastante mal y de los cuatro que vamos soy el más grande. Cuando llegamos no entendemos lo de soplador, hasta que bajas los dos primeros metros y de repente la corriente es tan grande que no oyes a los que están abajo a solo 15mts. Lo bajamos sin problema (pensaba que era más estrecho) y descendemos las rampas que le siguen sin complicaciones.
Nos animamos porque ya estamos en Coventosa y nos queda menos para salir. Enseguida llegamos a la zona donde guardamos los “pirauchos” y nos tiramos por la tirolina. A partir de aquí ya todo es conocido pues ya hemos llegado en dos ocasiones entrando por Coventosa. Al llegar al tercer lago Carlos ya esta hinchando el primer bote y nos llama la atención que el nivel del agua ha subido considerablemente. Cruzamos este lago y a mí me dejan el ultimo para no tener que hacer dos viajes (muchas gracias chicos). En el segundo lago vemos que sigue subiendo el nivel del agua. Debe estar lloviendo fuera y la cueva está entrando en carga ya que vemos cascadas por todos los sitios. El segundo y el primer lago están unidos y esto nos pone un poco nerviosos. Hay que salir de aquí cuanto antes. Deshinchamos los botes, este nerviosismo hace que nuestro cuerpo reaccione como si recibiésemos una inyección de adrenalina (a mi me hace falta porque estoy completamente reventado) y nos damos cuenta del poder de la mente sobre el cuerpo en caso de peligro. Empezamos literalmente a correr para salir de allí antes de que suba mas el nivel del agua y en sitios donde el sábado hacíamos esfuerzos y oposiciones para no mojarnos, ahora los pasamos con el agua a la cintura, y aunque el agua está muy fría, apenas lo notamos. Por fin llegamos hasta un enorme gours que nos indica que ya estamos fuera de peligro. Subimos una rampa y llegamos a la gatera que nos sacara a la sala donde instalamos las cuerdas el sábado. La gatera se hace mortal, empapados como estamos y cansadísimos, pero estamos ya tan cerca de la salida que hacemos fuerzas hasta con las pestañas.
Cuando salimos por Coventosa esta amaneciendo y como imaginábamos está lloviendo. En la boca Carlos nos dice que son las 8 de la mañana y Alicia nos dice que nos esperemos, mira su cronometro y tras unos segundos nos dice que llevamos 21 horas justas de travesía. Estamos muy contentos y tras unas fotos nos felicitamos ya que nos lo hemos ganado todas esas horas. Solo queda un reto, que tampoco va a ser fácil, que es bajar hasta los coches y cambiarnos lloviendo mientras yo intento hacerme a la idea de que lo hemos conseguido aunque aun no me lo creo.
Esta es la travesía más dura que he realizado en mi vida y no habría sido posible sin la ayuda de mis compañeros:
A Carlos Heras, por ser la maquina del grupo, por guiarnos y no perder nunca el norte (tienes una orientación asombrosa) ni la calma en los momentos difíciles.
A Julio García por animarme en los ratos de agotamiento y tirarme de la cuerda en los últimos pozos.
A Alicia Gutiérrez por ser la alegría del grupo y llevarme la saca en la última gatera.
A los tres: muchas gracias por ayudarme a cumplir un sueño.
Carlos Aranda
Enhorabuena a los 4 por la actividad y a tí por compartir el relato. Espero que en el próximo XX aniversario compartamos travesía
ResponderEliminarUn saludo, Valentín
Enhorabuena, hacia años que espeleos de Abismo no hacían esta larguísima travesía. Y además sin la ayuda de otro equipo, vosotros lo guisasteis y lo comisteis solitos.
ResponderEliminarLo dicho Enhorabuena compañeros.
Paco Cuesta
Aranda me ha hecho recordar todos los momentos vividos, tanto buenos como malos...fue una travesía dura, aun que me la imaginaba bastante peor, yo por lo único que me vine abajo fue al llegar a los lagos y ver que había más agua de la cuenta!! El miedo, por ir andando y desaparecer, se apodero de mi, y si no llega a ser por Carlos que me dio una voz y me cogió de la mano hasta que salvamos todo el agua, yo creo que hubiera esperado hasta que la cueva de vaciara entera...
ResponderEliminarPor el resto yo cuando salí no me hubiera ido hacer otra cueva, pero a dar un paseíto tranquilo...yo no me encontraba tan cansada como todo el mundo dice!!!
Yo también agradezco a Carlos el haber hecho que mi sueño se cumpliera.
A Julito decir que otra más para la saca.
Aranda no estabas tan mal, era que lo pensabas demasiado, pero tú también fuiste una maquina!!!
Ha sido un placer vuestra compañía, y no podía haber elegido mejor.
Alicia Gutiérrez
bueno ya sabeis que no entro mucho por aqui pero es que lellendolo me ha recordado buenas sensaciones y me he animado ¡es buenisimo!.dar las gracias a los dos carlos por escribir esto que yo no lo habria hecho asi de bien,a Alicia por ser tan cabezota como buena gente y no parar hasta conseguirlo,a Aranda por echarle huevos y no fallar en ninguna cueva que hacemos eres un maquina y porsupuesto a Carlos que se ha dejado la vista en el ordenador para en este 2010 ponernos a ¡TONO! para esta pedazo de travesia eres la ostia gracias por estos años de espeleo y que sean muchos mas.Gracias a todo el club por creer en nosotros nos vemos ¡BAJO TIERRA!
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