Cueva del Carrisal

La Cueva del Carrisal, una antigua mina de yeso y champiñonera de Iriépal (Guadalajara).
Manuel Fernández Catalán y F. Javier Rejos, Mayo de 2011



La cavidad nos es conocida desde hace largo tiempo, habiéndola visitado varias veces en el pasado. En la actualidad está derrubada en su mayor parte, quedando accesibles tan sólo unos pocos metros en su entrada original, y un gigantesco hundimiento en los llanos sobre la entrada, originado tras el colapso de las salas subyacentes.
Vista de la entrada principal

El pasado mes de mayo dedicamos una tarde a completar su estudio y exploración. Concretamente queríamos constatar todavía es posible entrar a la antigua cavidad, en origen mina de yeso y luego importante champiñonera. Por los datos antiguos que poseemos, la cueva debía ser de considerables dimensiones, lo cual se corresponde con el gigantesco hundimiento que se ubica sobre su entrada original, 35 m por encima y ya coronada la ladera. De hecho, en la cartografía más reciente el lugar es denominado El Hundidero.
Coordenadas GPS (Datum ED50):
Entrada original: X = 0491472, Y = 4499621, Z = 895 m.
Hundimiento superior: X = 0491510, Y = 4499660, Z = 919 m.
En primer lugar nos dirigimos a la antigua entrada, la que fue en su momento la entrada a la champiñonera. Se accede por un camino carretero, bien amplio, que en su momento debió estar muy cuidado (hay alguna alcantarilla, incluso).
Según nos comunicó hace tiempo un vecino de Iriépal, por dicho camino se acarreaba el estiércol (que llegaba a traerse incluso de Alcalá de Henares, procedente de las cuadras del Regimento de Caballería) y también el agua, que se tomaba en la cercana fuente del Carrisal. A la par, los champiñones se trasladaban hasta la estación de ferrocarril de Guadalajara, donde se cargaban rumbo a los mercados.
Junto a la entrada el camino se ensancha en una explanada en cuyos bordes quedan restos de alguna pequeña construcción. Parece lógico pensar que la explanada fue producto de los escombros extraidos de la cueva durante su construcción.
La entrada original se abriría al fondo de la explanada, bajo un pequeño cantil rocoso de unos 3 m de altura. Este cantil presenta en ciertos tramos gran cantidad de cristales de yeso, formando masas o bloques que serían los que extraerían para la fabricación de yeso, tras su cocción.

En la actualidad se puede acceder al interior a través de una estrecha apertura de aproximadamente 1 m de ancho por 0.5 de alto, arrastrándonos. Da paso a un pequeño ensanchamiento de unos 5 m, en cuesta, que sería el comienzo de la cavidad, pero hoy obstruido por bloques a 2 m de la entrada. En su extremo superior izquierdo se puede ascender un poco más entre los bloques, a través de un paso estrecho. Más adelante el caos de bloques es total, apreciándose que se trata grandes piedras margosas que rodaron desde el hundimiento hasta atascarse ahí, junto a la entrada.
Aunque el acceso es impracticable, se siente una clara brisa de aire fresco que ha de penetrar entre los escombros conectando con el hundimiento de arriba.
Los bloques son muy inestables, de tamaño más que considerable, y cualquier intento de desobstrucción para accecer más allá puede considerarse extremadamente peligroso.
Lo que queda de la entrada: bloques taponando

Tras la exploración nos dirigimos al hundimiento superior. Se trata de un enorme boquete prácticamente circular, con 15-18 m de diámetro, distinguiéndose perfectamente en la fotografía aérea (véase por ejemplo en el visor Iberpix del IGN (2)).
Todo el borde constituye un resalte cuyo desnivel varía de aproximadamente 1 m (al noroeste) hasta los 12 m en su extremo sur, que es por donde se presenta la continuidad, en forma de una rampa pronunciada cubierta de bloques, hasta los 22 m de profundidad donde la continuidad sólo es practicable, por un par de metros, a través de un orificio entre las piedras.

Descenso al hundimiento (en el llano)


Revisada esa entrada, donde se vuelve a detectar la corriente de aire, se comprueba que es impracticable y, como en el caso anterior, peligrosísima, pues todo son bloques sueltos de considerable tamaño.
El descenso del hundimiento resulta muy interesante porque permite observar los sedimentos calcáreos, margosos y arcillosos que constituyen el borde del páramo, y su disposición alternando y ocupando espacios unos entre otros. 
El hundimiento desde abajo
Destacan ciertas coloraciones, masas de roca arcillosa con impregnaciones negras, y cristalizaciones de calcita en formas fibrilares partiendo de núcleos, a modo de drusas.
Valorando el paso entre los bloques...


La distancia en proyección entre la antigua entrada y el hundimiento es de unos 60 m, y el desnivel entre el fondo del último y la entrada alcanza los 13 m (véanse los planos y montajes que acompañan al documento en el área de descargas). Muy probablemente el hundimiento no colapsó por completo la antigua cueva, y así han de quedar espacios abiertos bajo la montaña, pero el acceso resulta imposible.
Considerando el volumen de escombro que se precipitó al interior de la cavidad cuando se produjo el hundimiento, que hemos estimado en unos 1000 m3, el tamaño de la cavidad debía de ser gigantesco, posiblemente la más grande de todas las minas de yeso que conocemos en las vegas del Henares -Cuevas del Yesar, del Sotillo y del Clavín- y el arroyo de la Vega -cueva de Torija- (1, 3).

Hundimiento superior, Iriépal al fondo

Según el informador ya mencionado antes, su estructura era similar a la de esas cuevas, en forma de grandes salas separadas por gruesas columnas que se dejaron durante la excavación para estabilizar los techos, y en su época de champiñonera llegaron a trabajar hasta siete empleados en el cultivo (1).
Sin embargo cabe mencionar, aunque todavía no hemos podido estudiarla, la cueva del Champiñon o de los Gigantones, en Alcalá de Henares, que posiblemente posee mayores dimensiones, a juzgar por los datos que han sido publicados (4)

Bibliografía
(1) ABISMO (Inédito). “Cavidades artificiales en la ciudad de Guadalajara y su entorno”. En: Exploraciones del Club Abismo en Guadalajara (1991/2011). (Documento Inédito).
(2) IBERPIX (IGN), visualizador de cartografía y fotografía aérea de España: http://www2.ign.es/iberpix/visoriberpix/visorign.html
(3) Rebollo, B. & Rejos, F. J. (1999). “Cuevas de Torija y del Sotillo, dos cavidades artificiales cercanas a Guadalajara”: Disponible en la página web del Club Abismo, en el área de descargas: https://drive.google.com/file/d/0BwVtWGzVZ2AwdjQyejdqcnNGb0U/view
(4) Schnell Quiertant, P. & Moreno García, R. (2010). “Refugios antibombardeo de la Guerra Civil Española en el Valle del Henares”, pp. 351-364. En: Actas del XII Encuentro de Historiadores del Valle del Henares (Alcalá de Henares, 2010). IEECC / IPC "Marqués de Santillana" / CEESS.

4 comentarios:

  1. Uff estaba la cosa como pa ponerse a desobstruir, y eso que semos desobstructores oficiales jajaja, bueno, por cierto muy buena cronica tio (He explicado por aqui en el curro lo de las champiñoneras, y san quedao flipaos, muy buen trabajo!).

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  2. PD: Vaya foto-cara-pan que he salio jajajaja

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  3. ¿Y cogisteis champiñones? Es lo mínimo que os tendría que regalar esta cueva por el trabajo que realiza este grupo.

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    Respuestas
    1. Pues no... aunque decía el informador que se sacaban carros enteros...
      Lo más que queda son arañas de las que te hacen correr...

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