Sima SC16


Alzado de la sima
Hacía casi dos meses que no me metía en un buen hoyo, así que cuando vi la oportunidad de unirme a este equipazo no me lo pensé. Tenía que desoxidarme un poco. La verdad es que iba un poco asustada, ya que ninguno de nosotros había estado en la cavidad antes y pensé que pudiera ser más difícil.

Pero cuando a una se lo dan todo hecho, hasta las fotos, y con tanto nivelazo, todo resulta más fácil.

Rafa y Jesús nos hacen de chóferes. Dos horas casi nos lleva ponernos en la zona. La serranía nevada no invitaba a ponerse el disfraz de espeleólogo al aire libre, pero buscamos una zona soleada para el cambio y tratando de lucir el palmito el menor tiempo posible, nos plantamos en la boca de la sima en un periquete. La verdad es que gracias a las nuevas tecnologías y al buen olfato de mis compañeros la encontramos sin mucha dificultad.


Sin mayor dilación, puesto que ya se ha echado la mañana encima, Toño se ofrece como instalador y se adentra en el agujero. 



Esperando en la boca de la sima mientras Toño comienza la instalación
El mayor peligro en los primeros tramos es la caída de piedras, lo que obliga a que ningún otro baje con él hasta que ya ha instalado los dos primeros pozos y el pasamanos que hay entre ambos. Además, las voces se ahogan en seguida y desde arriba casi no oímos un carajo. Pese a todo, Toño se basta, la experiencia es lo que tiene. Utiliza los anclajes químicos instalados por Viana, pero como en algunos puntos los mosquetones no trabajan del todo bien, resuelve el problema con cintas Dyneema®. El pasamanos también lo resuelve muy bien, dejándolo muy tenso, lo que nos ahorra mucho esfuerzo pues el final es en volado.

Toño iniciando la instalación.
Una vez a resguardo, Rafa baja tras él añadiendo dos reaseguros en el pasamanos para mejorar la cabecera del P14. En la base del P6 y el R4, Toño se inventa una serie de fraccionamientos en natural para disminuir el riesgo de caída y ahorrar cuerda. Rafa empalma otra cuerda en la repisa y sigue instalando el P7.

Entre tanto, Sergio ha bajado ya y nos ha dejado unos estribos en mitad del pasamanos, con lo que ahora éste es pan comido para los que quedamos. Así pues, sigo tras él y me asombro de que no encuentro problemas para reunirme con mis compañeros en la base del P7, antes de decidirnos a colarnos por el “Paso de Todo”. Este paso es una estrechez en ligera cuesta abajo por donde circula un pequeño hilillo de agua. El problema es que, la salida, que se abre al Pozoscuro de 35 m tras una repisa donde apenas cabe una o dos personas, tiene un ángulo un poco raro, y el posicionamiento de las piernas es clave para no quedarse encajado.

Rafa, como es de El Molar, y es un poco bruto, se cuela primero con la saca colgando, con todo el equipo y sin haber cambiado el descendedor al cabo corto, así que le toca sufrir y culebrear mientras el chorrillo de agua se le cuela por todas las partes nobles. Pasa Sergio a continuación para ir echando una mano y lo hace sin problemas y Rafa se pone a instalar y se coloca en la cabecera porque no hay hueco.

El único momento amargo del día viene ahora, Toño intenta pasar, pero no se puede ser tan alto… su kilométrico fémur no da el giro y se encaja. Para relajarse un poquito se da la vuelta y me cuelo yo primero. Rafa ya ha bajado y mientras Sergio se va colgando, Toño hace unos cuantos intentos más y, aunque muy tranquilo ya, es que no le caben las piernas. Le guío como puedo y en una de esas casi le veo conmigo en la repisita, pero nada, se vuelve a encajar y decide abortar misión. ¡Nos vemos arriba a la salida, compañero! Jesús pasa conmigo y bajamos todos el Pozoscuro. En este pozo, dividido en dos tramos por una repisa cae bastante agua y nos duchamos todos, especialmente Rafa, que lo instala y desinstala, a pesar de que los fraccionamientos se hacen rápido gracias a los anclajes químicos.

Salida del “Paso de Todo” y cabecera del pozo.
Una vez abajo, estamos a una profundidad de -84 m. Sin embargo, ésta, que es la cavidad más profunda de la zona centro, continúa su desarrollo por unos meandros al principio infernales, donde hay curso activo de agua en la mayor parte del recorrido. Queremos adentrarnos en ellos con una saca llevando la comida y un poco de agua, pero pronto vemos que el camino no es ni mucho menos fácil. Jesús, que va primero, dice que adónde vamos con la saca y todo, así que decidimos comer un poco antes de pasar, y quitarnos el arnés y los hierros. Solo nos llevamos una botellita de Aquarius y ¡menudo tostón arrastrarla por esas gateruchas interminables llenas de agua! Sergio y yo nos la turnamos como si fuera una saca de 50 kilos.

Los primeros 200 m de meandro son, como digo, infernales. Toda esta zona es estrecha, pero especialmente al principio, hay unos 25 metros donde hay que arrastrarse por un suelo totalmente irregular y a la vez tratar de no mojarse (esta zona es conocida como “Los Mareos”). Más adelante, hay otro par de estrecheces (la más estrecha llamada “El Paso”) donde no mojarse es misión imposible, literal. Cual Tom Cruise colgado de la cuerda en la citada película, Rafa pasa uno de estos pasos en oposición horizontal si es que este término sirve. Valgan algunas fotos como testimonio de lo que digo.


Obsérvese el parecido.
Penurias en ”Los Mareos” y “El Paso”.
Yo agradezco mis botas de agua, porque llevo los pies secos, si bien los brazos se me han calado totalmente. Las penurias sin embargo tienen su recompensa y tras pasar este tramo, se abre una galería en la que se avanza de pie y cómodamente. Algunas formaciones nos sorprenden gratamente: largos espaguetis blancos, excéntricas y también una zona, llamada “Los Quesos”, donde las geodas oscuras en la caliza amarilla, dan un aspecto a las paredes de verdadero queso Gruyère. Lástima que las fotos no hacen justicia a la belleza de estos rincones, ya que la humedad es muy alta y las gotitas de agua en suspensión reflejan la luz del flash de la cámara de Jesús.


Formaciones en los Meandros Centelleantes y geodas en “Los Quesos”. También unas pequeñas coladas en el Pozoscuro.
A la salida capturamos también la imagen de una masa espumosa que hemos visto varias veces en el recorrido y que nos ha llevado a elaborar numerosas hipótesis que habrá que contrastar con Javi Rejos (que de todo sabe, dicho sea de paso) algún día en el local.

Masa espumosa y asquerosa
Llegados al Arco, sabemos que la galería se vuelve a estrechar y como ya es tarde, decidimos no continuar. La vuelta es igual de penosa que la ida, pero más rápida y ya no nos andamos con tantas contemplaciones… si nos mojamos, nos mojamos.

Contentos antes de empezar a subir.
Donde verdaderamente nos mojamos es en el pozo de subida. ¿Es nuestra obsesión o ha subido el caudal de agua? No lo sé, pero yo me ducho verdaderamente. Nos reunimos en a la salida del paso estrecho y Rafa, que se ha desinstalado el Pozoscuro cede su puesto a Sergio. Jesús y yo subimos delante llevando una saca más ahora. Sergio resuelve muy bien todo, ya ha desinstalado unas cuantas simas, y se nota mucho la habilidad para resolver ciertos pasos. En el pasamanos hace equilibrio, y lo desmonta sin apenas esfuerzo. En el tubo se pelea un poco con la saca, porque lleva mucho peso, pero poco a poco va subiendo. Como desinstalador le van a dar ya el título, jeje. ¡En la próxima le toca instalar!

Una vez arriba el frío con el cuerpo mojado es helador. Menos mal que nuestro compañero Toño nos recibe con la manta térmica y una hoguerita… Nos cambiamos en el coche con la calefacción a tope y nos nutrimos un poco antes de comenzar el camino de vuelta. Tengo que hacer esfuerzos indescriptibles para no caer frita y dar conversación a nuestro conductor, pero finalmente todos llegamos no demasiado tarde sanos y salvos.

Ha sido una pasada compartir esta cueva con vosotros amigos, ¡gracias!

Comentarios

  1. Como se les ocurre a los de Aquarius hacer una botellita de 50 kilos, ahora ni los sacos de cemento pesan eso.
    Por cierto, veo a Rafi con una cámara colocada en el casco. ¡quiero ver esos los vídeos!
    Paco Cuesta

    ResponderEliminar
  2. Nos lo pasamos genial, la sima la verdad que en la parte horizontal sorprende con las formaciones que tiene. Una pena que Toño no pudiera pasar gracias a su fémur, me hubiera gustado verle en el Paso :) Por cierto, P..... botella de Aquarius, mantener el equilibrio para no mojarte, y tener que mover la botella.
    La próxima de por allí, El Sótano de las Lamentos, y la instalamos Irene y yo.

    ResponderEliminar
  3. Qué bien os lo pasáis, perretes... Buena crónica.
    Javier

    ResponderEliminar
  4. "mecaguen"entre lo cagao que soy y la largura de los huesos ya me tenido que volver por enesima vez .
    Me estoy replanteando una cirugia cerebral y un "contralifting"
    a ver si se mequita el miedo y quepo en las p.....estrecheces

    toño

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues te he visto pasar por donde yo me cagué (sal final de la Cueva del Asno)

      Eliminar
    2. después de que pasase toda la tropa y a la sexta vez

      toño

      Eliminar

Publicar un comentario