Mil veces pasé por la autovía y mil veces miré hacia aquella
cascada que asomaba al Este de Somosierra.
Por allí, decían, se encontraba el nacimiento del río Duratón, el
insigne río segoviano-pucelano, el río de las famosas hoces embalsadas.
El día anterior, algunos habíamos pasado una jornada genial
en Sigüenza con eso del
asalto al castillo. Pero queríamos más. Así que nuestra barranquista de
pro, Montse, había organizado una salida fulminante para hacer las cascadas del
nacimiento del Duratón para el día siguiente.
En esta ocasión nos acompañarían Irene y Peter del GAEM.
Yo que conseguí un
neopreno in-extremis (gracias Manu!), pude apuntarme y volver hacer una
actividad de la que no se tenía noticia desde 2009.
Preparados con el habitual look prebarranco, tiramos para
arriba con un calor de aúpa dadas la horas que eran (entorno a las 17h). Nos
metimos un buen desnivel de aproximación (parece que tomamos un sendero directo
que linda con el escarpe rocoso en vez de hacerlo por otro más pausado).
Ale, tos’pa’rriba
|
Una vez embutidos en los neoprenos (alguno se lo puso al revés, vaya tela!), comenzamos a mojar nuestros cuerpos en la primera pocilla. Los primeros metros transcurren entre una sauceda cerrada que obliga abandonar el río en algún que otro tramo. Ya pronto nos plantamos en la zona rocosa del barranco, donde una sucesión de pequeños resaltes y pequeños toboganes te acercan al primero de los grandes rápeles. En uno de los resaltes, de
El primer chorrazo |
A ver, a ver, ala! qué alto! |
Y por fin estábamos en el momento estrella de la jornada,
rápel de 29 m .
Aquí sí que nos dimos cuenta que el
barranco venía con agua (muy buen año sin duda). Un pasamanos te acerca
al rápel, que fue convenientemente
instalado por Montse. Así que sucesiva y lentamente (éramos un grupo
demasiado grande) fuimos descendiendo la espectacular cascada. En mi caso, era
la primera vez que me metía debajo de un chorrazo de tales proporciones. Y en
efecto, hay que ir vivo y no dejar de
correr el rápel ni un momento, y así salir rápido de la cascada si no quieres
agobios. Todos tuvimos nuestro resbalón de turno (que se lo digan a Peter).
Sorprendente y sui generi fue la bajada de Toño.
Sergio en el gran rápel |
Irene en el gran rápel |
Nacho en el gran rápel |
Disfrutado el gran rápel, fuimos a por el tobogán del
barranco que empalma con el último rápel, el de 23 m . Allí todo bajamos más o
menos a trompicones hasta que Rebeca
se lanzó y nos sorprendió con la velocidad y el salto de varios metros con el
que salió disparada al final del tobogán. Montse y yo, que esperábamos en la
poza final, recibimos el impacto pero al
menos ayudamos a Rebeca a frenar a
tiempo (cuidado con este tobogán, hay que asegurarse bien!).
El tobogán |
Recuperados de las risas y del susto del tobogán, fuimos la
mayoría a por el último rápel (algunos huyeron en este punto!). Disfrutón
igualmente resultó, con menos agua sobre tu rápel (más evitable) pero con un
pequeño desplome que es difícil superar sin resbalar un poco.
Cascada del rapel de 23m |
Dani, en ese rápel final |
Allá abajo nos esperaban Paco Q, Mila y Nero. Enseguida nos
plantamos de nuevo en los coches, ya casi de noche, donde pudimos adquirir unas
cervezas piratas.
En definitiva, un fin de semana muy divertido, acompañados
de buena gente. A ver si se puede repetir un barranco prontamente.
Referencias
https://www.facebook.com/picoseuropa.aventura/media_set?set=a.465318160218459.1073741829.100002208377107&type=1
Fotografía: Paco Q, Irene y Mila
Video: Paco Q
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