15 de marzo de 2014
Alfonso de Espeleo Minas nos
comentó a la salida del recate en agosto, de la travesía Acebo - Rubicera, que
nos tendríamos que juntar los dos
grupos... así lo hemos hecho.
La idea era hacer una corta travesía,
para quitar el mal sabor de boca de los cuatro que estuvieron bajo tierra
cuatro días y de los que estuvimos fuera intentando ayudar en el desastre del
operativo de rescate que se montó. Pero ahora lo que tocaba era hacer una
actividad divertida y tranquila, pero con la emoción que siempre lleva estar
con los compañeros atravesando por su interior, un trozo de monte calizo.
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Los cuatro protagonistas. Con la participación especial del Cojo Manteca. |
Los demás participantes éramos Santos, Cristina, Sergio, Fernando, Ángel y Miguel del grupo de Espeleo Minas; y Rebeca,
Montse, Isma, Marta y PacoQ del Club Abismo.
A pesar de ser un número
cuantioso de participantes en esta actividad, nos lo tomamos con calma.
Desayunamos tranquilamente, unos en el bar del Chichi y otros en el albergue.
Alfonso, tenía en una lista los
participantes de cada grupo, preparamos las sacas con sus respectivas cuerdas y
se les asignaron a los responsables de instalación. A las diez en punto nos
pusimos en marcha, repartidos en cuatro vehículos.
Al llegar a la pista donde
normalmente dejamos los coches, pensamos que no cabrían todos en esa curva que
hay que dejar completamente libre para el giro de los tractores, pero no fue
así, logramos aparcar todos los vehículos y dejar libre el camino.
Después de vestirnos y recorrer
los pocos metros que nos separaban de la boca de entrada, nos hicimos todos
juntos la foto de rigor. La boca de entrada aunque es amplia, si no sabes dónde
está, cuesta un rato encontrarla. Íbamos con el horario pensado, entrando a las
11 de la mañana.
Bajamos por esta amplia sala
hasta la entrada de la gatera inundada. Esta vez, a pesar del agua que ha caído
en esta comarca durante los tres meses anteriores, la gatera estaba completamente
seca. En Agosto del año pasado también estaba seca, pero esto puede ser normal
en verano. Hemos pensado la posibilidad de que el agua se pierda por algún nuevo
conducto y ya no llegue hasta esta zona.
Nos dividimos en dos grupos y abriendo
camino va Rebeca e Isma le sigue de cerca, tiene que fijarse en las
instalaciones pues pronto empezará con el curso de perfeccionamiento técnico.
En total van siete y Bruno cerrando el grupo. Nos despedimos y quedamos en
vernos al final de los pozos.
Van entrando uno a uno, el paso
es estrecho pero no reviste dificultad pues el suelo es liso y la gatera es
recta pero con un poco de subida. En media hora ya no se escucha ningún ruido
de este numeroso grupo. Nosotros dejamos pasar otros veinte minutos y
aprovechamos para contar los habituales chascarridos espeleológicos.
Rebeca instala el segundo pozo,
que costa de dos tramos de 12 y 18 m, en medio hay una repisa para poder
instalar el segundo tramo, pero solo caben tres. Esta repisa no tiene
pasamanos, con lo que para poder bajar este pozo un grupo numeroso, obliga a
instalar dos cuerdas en doble y mientras unos bajan el primer tramo otros tiene
que bajar el segundo para dejar sitio en la repisa.
El segundo grupo de ocho nos
ponemos en marcha y pasamos la gatera y antes de que termine de pasar el
último, Alfonso ya está bajando el primer pozo. La cuerda está en fijo, un
pasamanos da acceso a lo alto de la galería que más adelante recorreremos.
Como vemos que vamos a alcanzar
al primer grupo nos dedicamos a tirar fotos tranquilamente mientras avanzamos por
la Galería Vallina. Dejamos a nuestra izquierda una chimenea ciega, hacemos un
destrepe de unos 4 metros, descendemos levemente por la galería, que en este
punto los techos alcanzan una altura de 25 metros, para más adelante tener que
remontar en altura, hasta que la galería da un giro a la derecha, donde
nosotros seguimos de frente y tendremos que agacharnos en el Corredor de los
Brillos hasta llegar al segundo pozo.
En este punto, nos encontramos
con Bruno, pero prácticamente no tuvimos que esperar pues ya estaba bajando el
primer tramo. Alfonso instala este pozo y poco a poco vamos bajando todos,
cierra grupo Montse y Joaquín.
A la bajada de este pozo,
contemplamos esa alta pared en forma piramidal y que pasando por su abertura
nos da acceso a las galerías donde en ocasiones tenemos que agacharnos. Aquí también
aprovechamos para tirar unas cuantas fotos en la Galería B Plana y seguir
dejando distancia al grupo que va delante.
Este primer grupo ya estaba
bajando el último pozo de 13 m. La cuerda también estaba en fijo. Para acceder
a él, hay que trepar unos tres metros y en la bajada hay que pasar un desviador
que se encuentra en la pared de enfrente .
Para cuando bajamos este pozo el
segundo grupo, prácticamente los del primero ya habían comido. Por fin todos
juntos. Comemos y decidimos meternos en la red laberíntica durante una hora y
ver si somos capaces de encontrar el camino hacia la Sala Pin. Paco cree que a
pesar de los años que han pasado desde la última vez y de no disponer de
topografía de esta zona de la cavidad, dará con ella.
Un grupo nos adelantamos, dejando
catadióptricos en los cruces múltiples para poder volver sin perdidas. Una vez todos juntos, seguimos buscando en
dirección Norte hasta que dimos con el paso a nuestra derecha. Una grieta que
se abre en la pared y con muchos metros de recorrido. Es alta pero estrechísima
y en algunos puntos hay que soltar aire para poder pasar.
Uno a uno vamos entrando. Rebeca
que va primero llega a un destrepe y me llama para que valore si luego se podrá
subir. El problema es que voy el cuarto, con lo que Marta y Montse se tienen
que juntar en la parte un poco más amplia y yo pasar, "digamos roce
profundo". Rebeca y yo necesitamos una voz más experta. A grito pelado pedimos a los del fondo que un
escalador venga a dar su opinión. Le toca a Alfonso, que está el último. Una
verdadera odisea para llegar hasta la cabeza de esta larga línea de espeleólogos.
Fue divertido verlo, unos encima de otros como podían y Alfonso pasando por
encima de todos, los flases no paraban, parecía una discoteca.
Una vez a nuestro lado, decidió
que se arriesgaba a bajar y le vimos marcha por el meandro. Mientras tanto me
viene a la mente, una cuerda que subí la última vez que estuve aquí, Rebeca
busca el taco un poco más atrás y lo encuentra. Lástima, hemos dejado el material
en la base del último pozo para no tener que trasportarlo de ida y vuelta.
Alfonso vuelve y por las indicaciones que nos da, sabemos que ha estado a un
paso de la sala Pin.
Valoramos si nos merece la pena
llegar a ella y decidimos que siendo 15 es un poco locura.
Media vuelta y a seguir los
catadióptricos que habíamos colocado hasta llegar a la base de los pozos. Recogemos
el material que habíamos dejado y continuamos nuestro camino. Una serie de
galerías de techo bajo y con algunos tramos que tienen agua, nos conducen hacia
la salida de Nospotentra. Antes de llegar a ella ya se nota un aire frio y olor
a campo que nos indica claramente el camino. Es un conducto estrecho en subida
pronunciada y con muchas piedras sueltas que nos obliga a dejar mucho espacio
entre unos y otros. La foto de rigor y para los coches.
La subida la hicimos esta vez por
un lugar más lógico. Observé una zona muy pisada y el instinto me dijo que iba
a ser mejor camino. Así fue, tras saltar una alambrada y solo una, llegamos a
una casuca de la que parte un camino que nos llevó directamente hasta los
coches. Muy buen camino si sales de noche de la actividad.
A las siete de la tarde ya
estábamos tomándonos unas cervecitas y contando las batallitas pertinentes.
Cenamos en una gran mesa y Alfonso en nombre de su grupo y del nuestro, le
regalo a Marga dos fotografías enmarcadas por la atención prestada en agosto
durante el rescate.
Quedamos en repetirlo más
veces...
Paco Cuesta
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