6 de septiembre de 2014
Aunque inicialmente estaba previsto que fuéramos sólo cinco personas las que íbamos a explorar las galerías artificiales de Cifuentes, la idea causó sensación y varias personas más se apuntaron hasta llegar a las 11.
La jornada empezó el sábado a las 10:30 de la mañana en la Plaza Mayor de Cifuentes, tomando un café en el mesón JB. Bueno, a las 10:30 la jornada empezó para algunos, porque a otros les costó un poco más madrugar, ya que el concierto de Celtas Cortos en Trillo la noche anterior, se alargó un poquito más de lo que se pensaba.
A las 11:30, después del café de la mañana y de un par de vueltas por Cifuentes buscando a Foski para que nos diera la llave de la galería, entramos en Santo Domingo, Iglesia conventual dominica del S.XVII de un estilo renacentista tardío. En el brazo norte del crucero se abre la puerta que da acceso a esta galería artificial de pequeñas dimensiones que cruza por completo el crucero de la iglesia.
Entramos en varios grupos para ver realmente de que se trata y nos encontramos con un tramo de galería (unos 20-30 metros) de galería abovedada, en medio cañón con buenos sillares de piedra tobiza con varios nichos que albergan tinajas.
Al final de esta galería, y girando levemente hacia el sur, se abre el tramo de galería que realmente nos interesa. Este es un pequeño pasillo, excavado en la marga arcillosa del promontorio donde se encuentra ubicado el convento, que a los 20 metros comienza a inundarse.
Nos ponemos manos a la obra y nos “calzamos” los neoprenos Toño, Montse y un servidor para meternos en el agua, que es limpia y cristalina y ver hasta dónde podemos llegar, pues la galería gira hacia el sur y no se ve más allá de 5 metros. Una vez dentro, la arcilla nos atrapa los pies y enturbia el agua, y nada más hacer el giro, comprobamos que la galería está inundada hasta el techo. ¡¡Zas, en toda la boca!!, se acabó lo que se daba, pues es imposible continuar. Toño está que echa chispas por la boca, que quiere saber a dónde llega, que está convencido de que llega al castillo y que quiere volver para comprobarlo (que no Toño, que no llega al castillo, ya te lo digo yo).
Después del fiasco, Javi y Sergio comienzan a hacer la topo de la galería abovedada, trabajo que ya Javi avisa que es tedioso y largo.
Mientras se continúan los trabajos de topografía, Toquero y Manu se van a tomar algo y Jesús, Rafi, Toño, Anatolie, Montse, Estrella y Yo nos acercamos a Gárgoles de Arriba a explorar una acequia de riego abandonada que discurre bajo tierra. Esta acequia, comienza a pocos metros de una pequeña laguna. El principio es al aire libre, pero a medio camino, se hunde en el terreno, creando una corta pero interesante galería de un metro de ancho, por cuatro de alto, con techo en arco apuntado y de unos 30 metros de largo. En ella se aprecian los distintos niveles que ha alcanzado el agua cuando todavía se utilizaba.
A la vuelta de esta pequeña excursión, volvemos a Santo Domingo, y nos encontramos con el Alcalde, que ha venido a ver qué tal va la exploración. Le comentamos la imposibilidad de acceder al tramo inundado, y nos promete drenar la galería para en una segunda visita, intentar llegar más lejos.
Acabado el trabajo de topografía nos comemos un bocadillo y una cervecita para después de comer acercarnos al pantano de la Tajera a explorar unas simas que me enseñó Antonio, un amigo de Cifuentes y que son bastante interesantes. Tenemos un pequeño contratiempo pues a un integrante del grupo le ha picado un mosquito en el ojo y se le ha puesto enorme, asique al centro médico y urbasón en el culete. La cosa no llega a mayores y subimos hasta la tajera admirando las vistas de la Alcarria, con las Tetas de Viana al fondo. Una vez en el alto, hacemos una parada para ver la boca de la que se denomina como “sima del alto de la tajera” (-17 m) y que creemos que es la misma que llaman del embudo. Continuamos un par de km más y llegamos a las tres bocas que buscamos. Dos bocas están comunicadas, y la otra, un poco más allá, resulta que al final también lo está, pues es una diaclasa que se obstruyó con derrubios y desplomes.
Manu se pone a instalar la cabecera, con instrucciones de Javi, que quiere probar sus “inventos” de cables de acero para evitar el roce de la cuerda, pues en estas simas no hay instalación ninguna. Mientras montan y discuten si el cable va más arriba o más abajo, en la otra boca, se monta la escala, que “cómodamente” nos baja hasta los -20 metros.
Pero quedan otros 20 más que bajar, así que con una cuerda y un dinema, conseguimos bajar hasta los -40 metros, descubriendo allí abajo, unas banderas de un metro de ancho, así como unas coladas bastante bien conservadas, de un blanco amarillento muy bonito.
Una vez abajo, nos quedamos callados, pues oímos las voces de Javi y Montse. Al fondo de la sima, hay un pequeño agujero que comunica las dos simas aparentemente desconectadas. El agujero no es más grande que un melón, pero conseguimos tocarnos las manos a uno y otro lado.
Anatolie, que le sobran las fuerzas, se pone a excavar a ver si agranda el agujero para poder pasar, pero ceja en el empeño, pues no tiene otra herramienta que una estalactita rota que se encuentra por ahí.
Salimos al exterior y después de echar algún trago de agua vamos hasta el coche y paramos en Cifuentes a tomar la última antes de despedirnos, no sin antes, prometernos volver para concluir la topo de esa galería artificial que tantos secretos guarda.
Javi Rejos
solo queda esperar que como nos dijeron drenen la galeria
ResponderEliminary asi comprobar que llega hasta el castillo
que noooooo...... que no llega al castillo.......
ResponderEliminarMe gustaría saber si tienen publicado algo sobre el tema para ir a comprarlo. Ami me merece la pena conocer mejor lo que se da aquí a conocer.
ResponderEliminarMe gustaria que alguien me conteste. Gracias. Mi Movil- 630538426. Victor Martinez .