TRAVESÍA TONIO-CAÑUELA (23-Nov-2025

Marta, Israel, Roberto, Juan Manuel, César, Jesús

 


Cuando oyes Tonio-Cañuela es sinónimo de un mito de la espeleología cántabra. El paso de los años le han quitado épica, pero mantiene su majestuosidad. Llevaba muchos años queriéndola hacer. Así que cuando Sergio (Presi) me preguntó qué proponía para esta salida, no lo dudé: si me das la oportunidad me gustaría hacer “El Tonio”.

Tras desayunar, vestirnos ya con el traje de exploración, nos dirigimos a Cañuela a dejar uno de los coches. De ahí a las cabañas de Buzulucueva. Para mí, fue una sorpresa saber que ya se podía ascender en coche, ahorrándonos la calcetinada desde Socueva.

Hace muchísimo viento, aunque la temperatura es muy superior a la esperada en esta temporada. Nos refugiamos tras una de las cabañas para terminar de equiparnos y nos dirigimos a buscar la boca. Vamos un poco despistados siguiendo el track y el propietario de una de las cabañas nos indica el camino correcto por señas desde la distancia.

Un grupo de personas de pie sobre pasto

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Israel, “Jota”, Marta, César y Rafa, justo antes de iniciar la travesía. Foto: Jesús Guinea

La planificación y el liderazgo de la actividad lo va a llevar Marta, que por cierto lo hizo fantásticamente bien. Por otro lado, contamos con la espléndida información de Pepe Serrano (Viana)

Ya en la entrada, “Jota” y Marta van instalando la cuerda, en medio van Israel y Rafa y cerrando César y yo desmontando y recogiendo cuerdas.

Un hombre acostado en una roca

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Israel bajando el P15 de entrada. Foto: Jesús Guinea

 

Una vez dentro se van sucediendo los pozos y pasamanos sin olvidarnos de la Diaclasa Vertical que es el punto que a mí al menos, es el que más me preocupa. Vamos tranquilos, pero sin perder tiempo. Vamos instalando y recogiendo en el orden establecido. Tenemos que reservar la cuerda de 60 para el P13 (-55 m).

 

Ave parada en la rama de un árbol

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Rober iniciando el descenso de la “diaclasa vertical” Foto: Jesús Guinea

 

En el P7 (-13 m) nos despistamos y la cuerda sube con el nudo final. Nos damos cuenta de inmediato y con una pequeña trepada recuperamos la cuerda sin problemas. Tomamos nota para que no nos vuelva a suceder.

Ya en la diaclasa, “Jota” la supera el primero y Marta nos va indicando a los demás como pasarla sin dificultad. En mi caso, con eso que confundo la derecha y la izquierda, me quedo bloqueado en un punto que no me deja respirar. No me queda otra que volver subir para arriba y volverlo a intentar siguiendo las indicaciones de mis compañeros.

Ascendemos el pequeño resalte que pasa y descendemos dos pequeños pozos que nos dejan en la cabecera el P13 (-55 m) Para recuperar la cuerda nos quedamos sobre el caballete “Jota” y yo que desmontamos sin problema.

Imagen que contiene exterior, pasto, hombre, esquiando

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Acceso al P16(-33m). Foto: Jesús Guinea

 

Se suceden los pozos y llegamos al P16 (33 m) sabemos que es difícil de recuperar la cuerda pero en vez de fraccionarlo a -20, seguimos descendiendo hasta el final. Se nos rizan un poco las cuerdas y pasamos un mal rato, hasta que conseguimos recuperarla.

Se suceden una serie de pequeños resaltes y el P19 (-22 m) que nos deja sobre el Meandro de la Borrasca. Aquí cambiamos el orden pues Marta me lo ha reservado para que lo instale y tenga el privilegio de ser el primero en descender a la sala Olivier Gillaume. Es espectacular el rappel desde el techo y contemplar una sala tan inmensa.

 

César descendiendo desde la Sima de Tonio a la sala Oliver Guillaume. Foto: Jesús Guinea

 

Tras descender todos nosotros el último pozo, desmontamos y ensacamos la cuerda. Ya se ha acabado la verticalidad, ahora el paisaje cambia por completo y nos recorremos la cueva de Cañuela buscando su salida de la forma más cómoda posible. Antes de proseguir, hacemos parada a comer algo y beber agua.

Desde arriba se divisa perfectamente la sucesión de catadióptricos que indican el descenso y salida de la sala hacia la Antesala. En algunos momentos tenemos que parar para consultar la reseña y comprobar que vamos por el camino correcto. En la Sala de la Encrucijada, no somos capaces de encontrar la galería de bulevar, así que nos dirigimos a la salida por los conductos inferiores que nos lleva por fin a la Galería Oeste, muy cerca de El Puente.

Esta galería ya me resulta familiar de una visita anterior, por lo que la recorremos hasta alcanzar el pasamanos, de ahí en pocos minutos alcanzamos la salida de la cueva.

 

Imagen rotada de una roca

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César contemplando las magníficas formaciones de Cañuela. Foto: Jesús Guinea

 

Ya en el exterior notamos el calor bochornoso que hace en el valle. Al descender nos pasamos de largo el camino que conduce al puente lo que nos obliga a rectificar y volver sobre nuestros pasos. Por fin llegamos a la carretera. Los conductores van a buscar los coches, mientras Marta, Israel y yo hacemos amistad con perro del lugar.

Un grupo de personas sentadas en el suelo

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Marta e Israel con nuestro amigo perruno esperando a los coches para volver al albergue. Foto: Jesús Guinea

 

Una actividad muy gratificante, de las que hacen afición. Esperemos que pronto salga alguna más para seguir disfrutando del mundo subterráneo.



 

 

Cueva Fresca

Boca de entrada Cueva Fresca
PARTICIPANTES: César, Irene, Esthela, Rafi y Alberto

FECHA: 13-9-2025

DURACIÓN: 10 h

APROXIMACIÓN: 33 min desde Las Casucas (Asón)


Tras un pequeño y no tan grave madrugón comienza, a las 9:48, con muchas ganas, la aproximación a la boca de Cueva Fresca desde las Casucas, en Asón. Sabíamos que era corta, lo que nos alegraba aún más, pero esa felicidad no duraría mucho... El día se presenta despejado, con una temperatura agradable, 18 grados, para ser exactos, la cual ascendería, rápidamente, unos grados más a lo largo del día. El comienzo de la ruta es suave y agradable, por un ancho camino paralelo al cauce del río Asón. Vestidos con los monos, pronto nos empezaron a entrar los calores. Al cabo de unos minutos llegamos al punto donde nos hemos de desviar del camino: un ancho y verde prao. Todo muy bonito, pero... ahí es cuando nos concienciamos de lo que nos queda, una subida corta, pero lo suficientemente empinada como para cagarnos en todo. Tras atravesar el prao, encontramos el senderito que nos llevará a la boca de la cueva. Es un pequeño camino, entre avellanos y otros árboles, sin mucha pérdida, dado que está muy pisado por, seguramente, muchos otros espeleólogos. Es realmente empinado. Se puede observar cómo algunas zonas de los troncos de los árboles están pulidas por el agarre de otras personas a lo largo del tiempo. 169 m de desnivel, sudados como cerdos, llegamos, 33 minutos después de la salida, a la boca de nuestro objetivo: Cueva Fresca.

Tras ponernos los aparatos y un pequeño avituallamiento nos disponemos a entrar a la cueva, nos sin antes informar al 112. ¿Nuestra sorpresa? Nada de señal móvil, lo que, a priori, no supondría un problema porque, teóricamente, no se necesita cobertura para llamar a emergencias. El caso es que no llegaba señal ni para eso. Anduvimos un rato de arriba abajo en las proximidades de la boca, probando incesantemente a ver si en algún punto el móvil pillaba señal para llamar. Sin suerte, la mitad del equipo decidimos ir bajando para ver si en algún punto podíamos hacer la llamada. Llegamos al prao, una zona abierta, despejada de árboles y alejada de las paredes del cañón. Mismo resultado. Tocó volver al punto de partida, las Casucas, para coger WiFi y así pedir, en nuestro caso, a Sergio, el presi, que llame a emergencias y les informe de nuestra entrada a la cueva... No podíamos creernos que no funcionase ni una llamada a emergencias en todo el valle de Asón...

Una vez solucionado el problema, tocó subir otra vez. Esta vez con todo el equipo puesto. Terrible.

Finalmente, a las 12:18, comienza nuestra entrada a Cueva Fresca. Una boca de morfología triangular, bastante amplia, de la que soplaba una agradable y fresca brisilla.  A unos pocos metros se abre ante nosotros una cúpula de notables dimensiones notables, que da pie al inicio de los laminadores. Durante este paso, el flujo de aire ha de atravesar un paso más estrecho y, por ello, sopla con mayor intensidad hacia fuera de la cavidad. No sin deslomarte un poco, atravesamos fácilmente los laminadores, y, tras una pequeña trepada de unos 2-3 m con ayuda de una cuerda instalada, llegamos a una alta galería que nos daba la bienvenida a las entrañas de la cueva. La cavidad está bien señalizada, con numerosos hitos, catadióptricos y alguna flecha pintada a lo largo de todo el recorrido. Relativamente fácil de seguir, pero eso sí, siempre orientados, con topo en mano, y muy atentos. Mencionar, también, que la cueva está instalada (al menos, el recorrido principal). Aún así, llevamos material, por si acaso.

Siguiendo la galería llegamos al primer pasamanos, que superamos sin dificultades. Solamente comentar el estado de la cuerda de uno de los tramos del pasamanos que, aunque en este caso actuaba más como quitamiedos, la camisa estaba deshilachada dejando a la intemperie el alma de la cuerda. Por lo demás, salvo un poco de óxido en chapas y mosquetones (aspectos que se repetían en el resto de la instalación), parecía estar en condiciones aceptables.


Primer pasamanos

Pasado el pasamanos, sin desviarnos de la galería principal, llegamos a un tramo dominado por el barro, donde algún que otro hundimiento hasta la rodilla y resbalón hubo. Una zona bastante incómoda, donde las botas de agua hubieran sido de agradecer. Continuamos hasta llegar a otro pasamanos, en el Bloque 64, con muchos pies si tienes cierta altura. Rápidamente llegamos a la Fuente de los Macarrones, aunque, no sé, para mi son más espaguetis que otra cosa. Muy chula.

Fuente de los Macarrones

El trayecto principal de la cueva no alberga formaciones espectaculares. Sin embargo, si te vas fijando más detalladamente tiene algún que otro espeleotema curioso desarrollados a partir de una caliza bioclástica masiva en la que no pasan desapercibidos los enormes bioclastos de bivalvos. Es curioso cómo la pasta de esta caliza presenta varias coloraciones a lo largo del recorrido, desde rojos intensos hasta grises azulados, según algunos.

Continuamos recto dejando a mano derecha el paso hacia el cañón de Eboulis, superamos el pasamanos de Tracastín, algo más complejo, que cruza una grieta de 2 m de anchura con una caída muy interesante, y llegamos a la Vira de la Araña. En este punto, Rafi y Esthela instalan una cuerda que da a una galería unos 10-15 m por debajo, por si a la vuelta la tuviésemos que usar. A mano izquierda cae una cuerda de unos 3 m que tenemos que ascender para llegar al pasamanos. Probablemente este sea el de mayor dificultad, con algunos volados, pero, con algo de maña, se supera fácilmente. La altura y elasticidad, desde luego, ayudan.

Vira de la Araña




Cuerda instalada




Pasado este trecho entramos en la amplia y alta galería de la 5ª Avenida para, unos minutos después, llegar a la imponente Sala Rabelais. Una cúpula enorme en la que casi ni a con la máxima potencia de nuestros frontales alcanzábamos a ver sus límites. Impresiona. Por si fuera poco, en uno de los laterales se encuentra, probablemente, el espeleotema más grande de este sistema cavernoso: una estalagmita grisácea gigantesca. Tristemente, ya que no era nuestro objetivo principal y dada la limitación de tiempo, no pudimos acercarnos más, pero merece mucho la pena.

Rostros Tenebrosos a la entrada del
 Cañón Rojo
Tras andar sobre un caos de bloques a través de esta espléndida sala, observamos la entrada que va hacia el Cañón Rojo, aguardada en su pared frontal más alta por unas coloraciones en la roca que simulaban rostros tenebrosos que te seguían con la mirada. Aquí nos desviamos del Cañón Rojo hacia la derecha (importante estar atento si sigues nuestra misma ruta, ya que fácilmente continuarías por la cómoda galería del cañón) y nos introducimos en la Diaclasa de los Parisinos. En este tramo desaparecen por completo las grandes y amplias cavidades que acostumbrábamos, para adentrarnos en pasos mucho más estrechos y liosos, con numerosas pequeñas galerías con las que confundirse fácilmente. En este punto nos llegamos a liar un pelín, pero enseguida nos reorientamos y continuamos nuestro camino. Estando bien orientado y siguiendo hitos y catadióptricos no debería haber excesivo problema.



Dejando al lado un profundo y vertiginoso pozo de 70 m llegamos a la Zona Gaterosa. Para ello hay que destrepar un repecho de unos 6 m de caída cuya primera impresión puede echarte para atrás. Sin embargo, una vez te pones a ello, haciendo un poco de “parkour”, se supera de forma más o menos sencilla. Parece más de lo que es. Tras esto llegamos a una estrecha diaclasa la cual hay que pasar sin saca. Aquí hay que ir de arriba abajo, por donde más fácilmente te resulte pasar, según tamaño de la persona. Es un paso tedioso, sobre todo para los más corpulentos.

Superado el tramo, haciendo unos zig-zags, con cuidado de no equivocarnos de galería y lidiando de forma descendente con un par de pequeños pozos llegamos al que sería casi el fin del trayecto de ida. Un pozo de 15 m fraccionado que baja por una estrechez muy incómoda. La fatiga en este punto ya destacaba. Por ello, la mitad del grupo decidimos esperar, en el fondo de un alto pozo, mientras el resto acababa de estudiar el último tramo. En el último fraccionamiento del pozo en cuestión, la cuerda tenía un nudo porque había un empalme de cuerdas. Por ello decidieron instalar, en este último fraccionamiento, otra cuerda en buenas condiciones y dejarla instalada. Finalmente, el grupo llegó hasta unas marmitas de aguas cristalinas, correspondientes al río subterráneo de Tibia, donde, si querías continuar, necesitarías equipamiento para no calarte entero. Allí había montado otro pasamanos, el cual no pasaron, pero si observaron que estaba en buenas condiciones.

Rápidamente subieron de vuelta, nos reagrupamos y, siguiendo el mismo trayecto que a la ida, pusimos rumbo al exterior. Desinstalamos la cuerda que instalamos en el pozo de la Vira de la Araña y, ágilmente, 10 horas exactas después, a las 22:18, salimos de la cueva.

Irene estudiando


Crónica de la salida a la Sima PR-9, o Sima de Aguadero II. 15 de Marzo de 2025

 

El día amanece despejado en Alcaucín, donde hemos pasado la noche los integrantes del Club Abismo que vamos a realizar la actividad: Amparo, César, Aran, Irene, Vir y Txomin. Ha sido un mes excepcionalmente lluvioso y es prácticamente el primer día soleado tras varias semanas de precipitación casi ininterrumpida. Parece que tenemos una breve ventana de buen tiempo para nuestra actividad, así que vamos a aprovecharla. Eso sí, como la caliza de los sistemas kársticos es “una esponja”, damos por hecho que en la cavidad nos caerá todo el agua retenida por la roca las semanas anteriores.

El acceso por la pista hasta el lugar donde dejaremos los vehículos se presenta mucho mejor de lo esperado, sin apenas barro. Llegamos poco después de las 9:30 am, y comenzamos a preparar el material y a ponernos el equipo necesario. Nos desplazamos a pie hasta la entrada de la cavidad “Aguadero II” o PR-9, donde nos llama la atención que justo en la boca, que está un poco por debajo del nivel el suelo, el aire es bastante más cálido que el del exterior.

La cavidad es visitada con cierta frecuencia por espeleólogos, y tiene ya chapas instaladas. La instalación de las cuerdas la realiza Aran, que además ya conocía la sima,  e Irene la ayuda a revisar un spit que parecía no entrar bien en la cabecera. La primera parte de la cavidad es una diaclasa estrecha. No puedo evitar observar que en las paredes de la zona superficial de esta entrada corretean varios grillos del género Petaloptila, un habitante frecuente en cavidades del sur y del litoral ibérico. Avanzamos poco a poco descendiendo por la diaclasa, observando los espeleotemas de las paredes, bajo el goteo incesante del agua en nuestros cascos. El descenso se realiza en varios fraccionamientos y algún pasamanos corto, hasta la zona más profunda de la cavidad (a unos -60 m). Aquí, la diaclasa se abre en una sala no muy amplia, pero bastante alta, y con un suelo constituido por bloques caídos. De aquí pasamos a la siguiente sala, pero para llegar a ella hay que realizar una última bajada de unos tres metros. En esta zona profunda cabe destacar la impresionante cantidad de espeleotemas (banderas, coladas y estalagmitas, entre otras), además de una de las formaciones más emblemáticas de la cavidad, una columna inclinada como resultado de un fractura sufrida en un terremoto datado en 1884.

Realizamos una parada en la actividad para comer, hidratarnos y reponer fuerzas en la zona de los bloques caídos. Por un descuido, cayó parte de nuestra comida y otro material importante (cantimplora, botiquín y un frontal de repuesto) en un hueco entre los bloques, lo que nos obligó a invertir cierta cantidad de tiempo en mover, y levantar algunos bloques para poder recuperarlas. Tras no poco esfuerzo por parte de todos los miembros del equipo, finalmente pudimos recuperarlo todo, pero la demora con respecto a la planificación inicial nos impidió realizar la segunda cavidad planificada para el día, la sima “Aguadero I”. Al salir de nuevo a la superficie, empapados por todo el goteo, el frío del exterior hizo que nos refugiáramos en la entrada hasta que todos los miembros del equipo estuvieran fuera, y comenzamos la vuelta a los coches sin demora.

La valoración del estado de la instalación y la conservación de la cavidad es muy positiva. No encontramos basura ni otros restos de actividad humana reseñables y, además de los grillos antes mencionados, se pudieron observar otros invertebrados en la cueva como un himenóptero (posiblemente un bracónido), un coleóptero leiódido, varios colémbolos, y varias arañas posiblemente de la familia Linyphiidae. Los espeleotemas encontrados no parecían sufrir más degradación que la sufrida por causas naturales como la actividad sísmica de la zona y el paso del tiempo.



Imágenes de la salida a la Sima Aguadero II (PR-9): 1) Equipo completo antes de la entrada en la sima, al fondo: Txomin, Aran, Vir e Irene; abajo: Amparo; derecha: César. 2) Irene repasando el anclaje para asegurar que el spit entrara bien. 3) Vir tras la columna caida. 4) De izquierda a derecha: Irene, César, Amparo, Vir y Txomin. 5) Aran, Irene y Amparo. 6-8) Diversos espeleotemas observados 










CURSO DE BARRANCOS (PARTE 1)

     Como cada año en Abismo hacemos curso y este año toca.... CURSO DE BARRANCOS. Este año nos apuntamos como cursillistas Andrea, Alejandro, Carolina y un servidor. A esta primera aventura nos acompañaban Sergio, Marta, Amparo, Olga, Rafa, Carlos, Santi y Toño como veréis muy bien acompañados y aconsejado.

    Todo esto comienza un bonito día de Junio, concretamente el día 6 con unas clases teóricas impartidas entre otros por Sergio (presi de Club) y Santi, en la sede donde nos empiezan a mostrar un poco el terreno por donde nos vamos a mover próximamente...

    

    Fin de semana completo el que íbamos a tener, ya que después de las teóricas vendrían las prácticas en el barranco de Viana donde ya empezaríamos a practicar todo lo aprendido el día anterior.



    Primero una toma de contacto en bajito para ver como se bloquea el 8 y poder comprobar que el nudo Machard no funciona bien para todos lo integrantes del grupo, bien sea por que son un poquito jabalís o porque no sabemos hacer bien el nudo (que será lo mas normal). Hay que darle mucha caña para que nos pueda salir bien. He dicho el Machard pero también estuvimos tocando el Prusik. Son dos tipos de nudos autobloqueantes. Voy a poneros un poco lo que es cada cosa para poneros en contexto...


El Prusik es un nudo autobloqueante bidireccional, esto quiere decir que se bloquea con una tracción que proviene tanto desde arriba como desde abajo y requiere un mínimo de experiencia para su ejecución. Además de su uso para el ascenso en cuerda doble, es utilizado también para las subidas en cuerda estática y para maniobras de rescate. Su efecto bloqueante es tan potente que es más difícil aflojarlo una vez que lo ponemos bajo la tensión del peso de nuestro cuerpo, pero es justo por esto, que es el más seguro.


El Machard es un nudo bloqueante unidireccional y bidireccional, dependiendo de por donde pase el ojal; el Machard unidireccional es también conocido como nudo Klemheist. Como el Prusik, es adecuado para los descensos en doble cuerda, y tiene la ventaja de desbloquearse con más facilidad una vez que entra en tensión; al mismo tiempo es también más fácil y veloz de realizar y de deshacer.

    Pasamos todo el día del sábado, algunos se quedaron a dormir allí y otros nos volvimos a casa para a la mañana siguiente volver a darle caña a las cuerdas. Aun así nos tenían guardada una sorpresita por cortesía de Toño y Rafi: nos pusieron un rapel guiado en el cual a mas de uno se le llevo una pequeña regañina.... RAFAEL POR FAVOR!!!! 



    No puedo dejar pasar que durante estas jornadas tuvimos con nosotros una joven promesa del club, y no lo digo por que sea mi hijo jejeje. Ahí estuvo dándole duro a practicar en pared. Que mayor se me esta haciendo.... Aquí os muestro al equipo Rafa´s

    Bueno hasta aquí os puedo contar lo que fue ese fin de semana. Siempre maravilloso y en muy buena compañía.

    La travesura no ha hecho mas que comenzar.....

Zona de Abismo en el Alto Tajo - Primer semestre de 2025. Más prospecciones en busca de las "Ces" perdidas.

 Zona de Abismo en el Alto Tajo, seguimos prospectando

A principios de año comenzamos a buscar y rebuscar esas simas "C" que andamos persiguiendo.

Desde entonces hemos acudido a esa parte de la zona en cinco ocasiones más con los mismos objetivos, la última el pasado día 12 de julio.

Grieta-cueva localizada el último día en unas rocas, que no da desarrollo alguno

Aquí podéis haceros idea de cómo es este terreno, en general repleto de arbustos que exigen ir mirando muy cuidadosamente

Los objetivos, una vez más, localizar un puñado de simas "C" que Comando catalogó y estudió en los años 90. Para ese entorno, entre los parajes llamados Cerro Sima y Hoyanco, nos consta la presencia de las simas C-6, C-7, C-8, C-9, C-10, C-11, C-12 y C-13.  Hay algunas "Ces" más, pero ya nos alejamos del lugar.

Pues bien, a fecha de hoy por esta parte sólo faltan por encontrar C-8, C-9 y C-11, y sabemos que han de estar cerca por la posición de las ya localizadas y los datos disponibles de Comando.

Esta es C-9 (Comando), sin escala pero la profundidad son 6 m

Y esta otra es C-11 (Comando), y aquí sí hay escala

Considerando que son simas con exiguo desarrollo, poco significativas, os preguntaréis por qué dedicar tanto tiempo y esfuerzo a ubicarlas. Bueno, puedo daros dos razones.

La primera, porque durante su búsqueda vamos localizando otras no catalogadas, si bien hasta ahora lo localizado posee dimensiones igualmente poco significativas.

La segunda, pues porque tengo esa manía de rescatar del olvido cualquier cavidad cuya existencia se haya dado a conocer, y reivindicar además el trabajo de aquellos primeros compañeros, y a veces de otros detrás de ellos, que invirtieron esfuerzo notable en buscar, catalogar y estudiar todas esas cavidades hoy "perdidas".

Por cierto, otra manía mía es la de clarificar la identificación y nombre correcto de las cavidades, que muchas veces arrastran varios nombres debido a lo poco accesibles que son los datos antiguos, a veces inexistentes, lo que nos lleva a considerar "nuevo" lo que encontramos, cuando en realidad ya fue estudiado en el pasado. Además, son frecuentes los errores al considerar que una cavidad es la que nos han dicho, cuando realmente no es así.

Por eso algunas se citan en los catálogos con distintos nombres, como si fueran diferentes cavidades, pero son realmente la misma. Un ejemplo claro es el de la sima Gurri, pues Comando la localizaría y nombraría como C-16, levantando una nueva topografía.

Ya en el pasado hemos comentado algunos casos curiosos. Por ejemplo es el caso de la sima del Camponcillo. Figura en el catálogo de cavidades de Guadalajara con una retahíla de nombres. Es este caso bastante complejo porque la sima se publicó duplicada, con dos topos distintas y distinto nombre. Y además, para rizar el rizo, alguno de los nombres que se le otorgó corresponde a otra cavidad, la sima del Mojón.

Entrada a la Sima del Camponcillo


Aquí preparando la instalación para el descenso

Y resulta que la verdadera sima del Mojón, que no es la del Camponcillo, la localizó Abismo y la catalogamos como nueva dándole el nombre de "Sumidero de la Carretera de Zaorejas". Y ya para terminar de liarla, resulta que ese segundo nombre que le dimos es el que los compañeros del equipo Lídar presentan en alguna de sus memorias, posiblemente porque ignoraban, al igual que nosotros, que el nombre correcto, más antiguo y originalmente otorgado por las gentes del lugar, es el otro, la sima del Mojón... en fin, menudo follón.



Esta es la Sima del Mojón, situada cercana a la mojonera de Zaorejas (límite entre los términos de Villanueva y Zaorejas), de ahí su nombre tradicional


Bueno, volviendo al hilo de hoy y la búsqueda de "Ces" perdidas, deciros que durante la primera mitad de 2025 hemos ido royendo poco a poco el área donde creemos que deben estar. El año pasado, tras los primeros intentos de localizar algunas de esas cavidades sólo encontramos C-10... 


Esta es C-10, la única localizada con certeza de estas que estamos buscando

Pero, como ya habréis visto, en el proceso catalogamos y estudiamos cinco nuevas cavidades desconocidas hasta el momento (simas del Hoyanco.

Hoyanco I

Hoyanco III

y Hoyanco IV, como ejemplos, todas ellas canijas, pero documentadas y estudiadas

C-9 y C-11 deberían estar por allí, y C-8 tampoco lejana, así que todas las salidas han ido comiendo trocitos dando vueltas alrededor de esa parte, y como resultado hemos podido localizar tres nuevas posibilidades (agujeros a evaluar, por si acaso), y además, tras echarle una nueva ojeada hemos decidido dar categoría de cavidad (ABI-114) a una antigua posibilidad (Posabi-057).


Dos vistas de ABI-114, sin duda otra canijez, pendiente de estudiar y etc...

Las nuevas posibilidades halladas y anotadas son:

Posabi-078 [Rueda]: Se abre en forma de grieta con un metro o más de ancho y unos 8 o 10 m de longitud, descendiendo unos 3 m en lo más profundo. Si la hemos apuntado como posibilidad a estudiar es porque el fondo, en su zona más profunda, parece tapado por restos vegetales y sedimentos y parece que podría haber continuidad. Además una gran rueda, de tractor o algo así, fue arrojada al fondo y habrá que retirarla para poder acceder al fondo.

Posabi-078, mala pinta, pero habrá que hurgar por ahí... sacar la rueda va a ser todo un reto


Posabi-079: Se trata de un pequeño hundimiento cubierto con enebros y que parece haberse desarrollado a partir de una grieta. Precisamente se abre de forma impenetrable a favor de esa fractura y quizá desobstruyendo y limpiando pueda ofrecer alguna continuidad.


Posabi-079, ese hoyo entre la maleza


Posabi-080: Un hundimiento similar, de algo menos de un metro de diámetro y profundidad, que abajo se abre bajo los labios de la entrada, pero no se aprecia continuidad evidente. La mantenemos sin embargo hasta que podamos estudiarla con más detenimiento por si acaso.


Posabi-080, no parece seguir, pero quizá limpiando... como veis, cabe "medio Toño", o sea de momento es bastante profunda para lo que catalogamos como "posis"


A fecha de hoy ninguna de las cavidades encontradas parece correspondere con lo que se describe por Comando para C-9 y C-11, estimamos por tanto que todavía no las hemos localizado y estarán en la parte pendiente de prospección.

En relación con la sima C-8, no existe topografía porque Comando, aunque la catalogó y estudió, desechó ir más allá por sus escasas dimensiones. Bien, en el entorno donde debería estar localizamos únicamente cuatro cavidades que, a falta de estudio más detallado, se ajustan a ese dato: ABI-014, ABI-112, ABI-113 y ABI-114. De ellas, la que más se ajusta a lo indicado en la memoria de Comando es ABI-112, y así lo creemos. Veremos cuando la estudiemos, lo mismo resulta ser otra cosa.

ABI-014, 

ABI-112 (esta creemos que puede ser C-8),

... y ABI-113, ahí oculta entre esas ramas y enebros. ABI-114 ya la mostramos más arriba


El último día nos acercamos al agujero que tenemos anotado como posible sima C-12. Hace ya años, cuando se encontró, la entrada no parecía corresponderse con esa sima, pues se colmataba a corta distancia. Si pensamos que es C-12 es porque en la pared aparecía, en pintura ya descolorida, negra, ese código. Por cierto el otro día no logramos encontrar la inscripción, deben haberla cubierto los musgos y líquenes, o se ha borrado ya del todo.

Esta es C-12, ¿y por qué?, pues porque cuando la localizamos, hace ya años...

... tenía esta inscripción, hoy totalmente borrada.

Bueno, bajamos a la entrada y, aunque no lo hemos visto con nuestros ojos, justo bajo la entrada se abre en un conducto, que ha de ser estrecho, por el que se cuelan la piedras y se oyen bastante rato rebotando. Esto sí se ajusta más a lo que indica la topografía existente.

Esta es la topo original de Comando. Creemos que será divertida su reexploración

Posiblemente habrá que limpiar bien de piedras y sedimentos, ha pasado mucho tiempo y reexplorar la cavidad podría ser peligroso por la presencia de bloques y restos inestables. Pensemos que lo más probable es que desde 1993 nadie haya vuelto a entrar en la cavidad.

En fin, hasta aquí hemos llegado de momento, veremos si las próximas salidas en esta segunda mitad de 2025 nos permiten ir resolviendo estas incógnitas.


Toño Herreras y F. Javier Rejos


Entrada destacada

Cambiamos el día de apertura de nuestro local al JUEVES!!

Os comunicamos que, a partir del 13 de febrero, nuestro local pasará a abrirse los jueves de 20:30 a 21:30 , en lugar de los martes como ve...