A
principios de mes se convocó una visita al Sumidero del Campo por parte de
Manu. Después de apuntarse, desapuntarse, colgar, descolgar, confirmar,
desconfirmar y demás se quedó la convocatoria con Manu, Toño, Montse, Jesús e
Israel.
Puesto que esa semana el tiempo decía que habría tormentas, nos hicimos todos caquita y decidimos cambiar de Sima para prevenir un baño desagradable de aguas torrenciales, con el peligro que sabíamos que ello suponía. Se decidió cambiar a la Sima de Manuel Mozo ya que pillaba cerquita de la Zapatilla, (Vagueeeetesss).
Puesto que esa semana el tiempo decía que habría tormentas, nos hicimos todos caquita y decidimos cambiar de Sima para prevenir un baño desagradable de aguas torrenciales, con el peligro que sabíamos que ello suponía. Se decidió cambiar a la Sima de Manuel Mozo ya que pillaba cerquita de la Zapatilla, (Vagueeeetesss).
Quedamos
a las 19 del sábado en el club para ir a la Zapatilla a dormir y visitar la
sima por la mañana. Allí nos presentamos Jesús, Manu e Israel; los tres con
muchas ganas y unas cuantas cerves también, Montse y Toño irían allí por su
cuenta. Tras la recogida del material nos fuimos camino de la zapatilla hablando
e imaginando que habría una acampada de
tías buenas en el refugio y que nos iban a invitar a pasar la noche con ellas.
Por desgracia y también por suerte, en la zapatilla no había nothing de nothing (nada de nada), así que al menos no nos quitaron el sitio. Al ratillo llegó Montse e hicimos una barbacoita guapa gracias a unos choricitos y butifarras que trajo Manu. Casualmente apareció Toño al olor de la barbacoa y tuvimos que repartir la barbacoa entre uno más, cachis. Así que después de la cenita y una charlita nos metimos en el saco para dormir, sobre la una y media de la mañana.
Por desgracia y también por suerte, en la zapatilla no había nothing de nothing (nada de nada), así que al menos no nos quitaron el sitio. Al ratillo llegó Montse e hicimos una barbacoita guapa gracias a unos choricitos y butifarras que trajo Manu. Casualmente apareció Toño al olor de la barbacoa y tuvimos que repartir la barbacoa entre uno más, cachis. Así que después de la cenita y una charlita nos metimos en el saco para dormir, sobre la una y media de la mañana.
A
las 8:30 (o algo más) tocó diana y nos levantamos a desayunar tranquilamente
para irnos a la Sima. Nos fuimos para allá, aparcamos los coches y preparamos
el material. No fue muy difícil encontrar la Sima gracias al GPS aunque casi
nos perdimos.
Coordenadas de la boca (WGS 84): 30T 0569239 4502595 Altitud: 1331 metros
A las 11:30 Manu comenzó la instalación con un poco de apoyo y compañía de Toño (se respiraba amor en el ambiente). Mientras Montse, preocupada por Nero, le hizo un pequeño refugio para protegerle de la lluvia, en caso de que lloviese.
Coordenadas de la boca (WGS 84): 30T 0569239 4502595 Altitud: 1331 metros
A las 11:30 Manu comenzó la instalación con un poco de apoyo y compañía de Toño (se respiraba amor en el ambiente). Mientras Montse, preocupada por Nero, le hizo un pequeño refugio para protegerle de la lluvia, en caso de que lloviese.
Así comenzaron a bajar Manu y Toño y a instalar con una maestría que no se veía en años... quejándose un poco de los químicos que estaban puestos y que no les gustaba mucho la ubicación. Pasamanos, cabecera y un fraccionamiento hasta llegar a una repisa que sólo tiene un agujero para continuar, la entrada a un pozo de 90 metros. Esta zona estaba plagada de mosquitos, muy ricos por cierto cuando llevabas más de diez comidos.
Empezamos
a bajar el gran pozo, aunque no se llega hasta abajo. Sobre las 13:00 y tras
hacer un gran péndulo, nos reunimos todos en la ventana que comunica los dos
pozos, tras unos 52 metros de bajada por éste primero. Hay una repisa “amplia”
así que estábamos cómodos, aunque el frío y la humedad empezaban a calarse
entre los huesos. Tuvimos que remontar un par de metros para acceder a la
grieta de salida al siguiente pozo, de otros 40 metros, pero hay una cuerda
fija allí. Al final comimos todos abajo escuchando el agua que caía por los
meandros que estaban bajo nosotros.
Estábamos
tiritando de frío y decidimos no continuar la parte horizontal de la cueva para
que nos diera tiempo a visitar la entrada del Sumidero del Campo (sobre todo si
había llovido al llegar a superficie). Así que comenzamos a subir a las 16:30
otra vez, esta vez se encargaría Montse de desinstalar.
Todo el frío que pasamos abajo desapareció al empezar a subir los pozos, cada vez más calor y pronto comenzamos a sudar. A las 17:30 Manu, Israel y Toño nos encontramos arriba y nos tiramos en el suelo a descansar mientras los compañeros seguían con la faena. El cielo empezó a tronar cada vez con más fuerza y más cerca, estábamos un poco acojonados por la tormenta pero de momento había suerte. A las 18:30 terminaron de subir y nada más comenzar la vuelta hacia el coche empezó a llover con mucha fuerza. Tuvimos que llegar al coche y cambiarnos bajo la lluvia, un poco nerviosos más que nada por no quedarnos en el camino embarrados.
Todo el frío que pasamos abajo desapareció al empezar a subir los pozos, cada vez más calor y pronto comenzamos a sudar. A las 17:30 Manu, Israel y Toño nos encontramos arriba y nos tiramos en el suelo a descansar mientras los compañeros seguían con la faena. El cielo empezó a tronar cada vez con más fuerza y más cerca, estábamos un poco acojonados por la tormenta pero de momento había suerte. A las 18:30 terminaron de subir y nada más comenzar la vuelta hacia el coche empezó a llover con mucha fuerza. Tuvimos que llegar al coche y cambiarnos bajo la lluvia, un poco nerviosos más que nada por no quedarnos en el camino embarrados.
Salimos
haciendo rally del camino de la Sima y nos fuimos directos a la sima del Campo
con la intención de ver la carga de agua que se presumía que habría por las
lluvias. A la llegada no había ni gota de agua, así que Jesús e Israel
decidieron bajar el primer pozo para hacer unas fotos de la entrada a la sima
desde abajo. Otra vez se pusieron los monos de trabajo y el arnés y Jesús
preparó la instalación para bajar. En un momento ya nos encontrábamos abajo
mirando como tontos aquella entrada tan espectacular y sin parar de hacer
fotos.
Estuvimos
por ahí danzando un rato mientras Manu, Toño y Montse se divertían tirándonos
piñas desde arriba y tirando piedras al charco de dentro para ver si nos
mojaban. Tras hacer miles de fotos empezamos a subir el pocillo con una lluvia
de piñas que tiraban los compañeros y que nos iban golpeando por todas partes.
Encima se reían de la torpeza del novato Israel al intentar subir por el
agujero y por la pared. Una vez salimos, recogimos y nos vinimos al Club a
dejar el material.
David Israel Camacho
Moraleja: cuando fumas debajo de un nido de mosquitos no les mola.
ResponderEliminarMontse